Mina #1 Sangre aguada

69 6 0
                                    

¿Pero estás bien? Me tenías preocupada, por lo de Woody y tal...- me dice Gretel, a través del teléfono.

-Si, no te preocupes, lo único que me acongoja es que Woody aún no ha vuelto.- Me apoyo en la mesa y comienzo a juguetear con el cable del fijo.

-Te seré sincera, ese hombre no te conviene. Coge las maletas y largate.

-No digas eso. El es muy bueno pero, a veces, se enfada.-intento defender a Woody.

-Eso es lo que me preocupa, pasa más tiempo rabioso que tranquilo. Y me preocupo por ti.

Oigo como una llave entra en la cerradura de la puerta y la logra abrir. Es Woody, pero con la cara llena de heridas y un ojo a la virulé.

Al verlo en este estado, dejo el auricular del teléfono colgando y voy hacia el casi corriendo.

-¿¡Qué te ha pasado?! ¿¡Ha sido el maldito perro!?- estúpido.

-No pasa nada, sólo necesito agua oxigenada.

-¿¡Cómo "sólo agua oxigenada"?! Necesitas ir al médico, necesitas bendajes, algodón, alcohol...

- Déjame- que cabezón que es!

-Uuuhmmm- me rindo.- Vale tu ganas, pero luego no te quejes so te duele o algo.

Dejo a mi peque en el sofá, y cruzo el salón para coger el teléfono. Vaya, no lo había colgado.

-¿Gretel? ¿Sigues ahí?- que no se oiga nada, que no se oiga nada; ¡Por Disney! ¡Que no haya nadie al otro lado!

-...Zip- mierda.- Con nuestra charla, más lo que a durado lo tuyo... acabas de pagas 40 minutos de teléfono.

-Yuhu. Recuerdame que me quite la tacañeria.

-No lo haré. Me entretiene demasiado.- asco de mejor amiga.

-¡Mina! ¡Ven aquí!- me llama gritano Woody.

-Bueno, me reclama "el rey"-digo a Gretel con sorna-. Te dejo, nos vemos luego. adiós.

-Adi..-colgé, y dehé a Gretel con la palabra en la boca.

-¡¡¡AAHHHH!!!¡¡MI OJO!!- se queja Woody llorando, ni que le hubiesen pegado un tiro.

Me acerco al sofa, me siento a su lado e intento rodearlo con los brazos para consolarlo. Apenas llego a abrazarle el lazo izquierdo del cuerpo. Nada más ponerle la mano en el pecho, me reuye con un movimiento de hombro.

-¿Estás bién?¿Te duele mucho?- le pregunto mientras me arrodillo delante de el.

-¡¡Claro que me duele, estúpida!!- me grita, propinandome un empujón haciendome caer al suelo de espaldas. Me levanto, acomodandome la falda, y me pongo rumbo al lavabo, en busca de agua oxigenada.

-¡¿Dónde vas?! Se supone que me tienes que cuidar.

-Voy a por tu agua oxigenada. Ya que no quieres ir al mádico...

-Mina, acercate.

En la puerta del lavabo, al escucharlo, vuelvo al salón recorriendo el pasillo.

-¿Qué quieres?

-Quiero pedirte perdón por haberme puesto así- ¿se esta disculpando? ¡Se está disculpando!. Se lavanta del sofa, se hacerca a mi y me abraza-. Iremos al médico como tu dijiste.

-De acuerdo. Gracias por disculparte. Conduzco yo, pero primero te pondresmos agua oxigenada, no vaya a ser que se te infecte.

Bestias de tinta (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora