Gretel#1 Dulces amargos

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¿Quién dijo que, magia, es sinónimo de alegría o de fantasía? A ver, ¿¡Quién!?

Se nota que, el que lo pensó, nunca a trabajado con ella. Es un trabajo largo y laborioso. Buscar los ingredientes, tratarlos y preparar el encantamiento. ¿Cómo en la cocina? No, como el infierno. Soy Gretel Sour, segunda al mando de Neverland S.A., donde los sueños se desean y los deseos se cumplen. Las veces que habré repetido ese mismo eslogan...

Bueno, por lo menos, el trabajo trae dinero a casa, que el sueldo de panadero de Hansel no da para mucho.

Ahora estoy en mi despacho, en la fábrica, en el piso de arriba de la maquinaria "crea sueños". Sueños prefabricados, cinco tipos de elixires: del amor, de la amistad, de la discordia, de transformación y de no retorno. 10€ el primero, hasta 1000€ que cuesta el último. Más los encargos personalizados, que dependiendo de lo que se pida, cuesta más o menos; pero nunca baja de los 3000€.

¿Caro? Mucho, pero, al ser la única fábrica de conjuros de la zona, puede poner los precios que quiera. Y tampoco es que nadie tenga el suficiente valor como para revelarse contra la directora de Neverland, Maléfica.

La única fablewalker que no cambió su nombre nunca. Que, por cierto, acaba de entrar al despacho.

-Hola, señora directora, es un placer volver a verla- la saludo, siendo lo más complaciente y "lame-culos" que puedo.

-Hola, señora Sour- ¿¡Señora!? ¡¡Apenas aparento 35!!-. Necesito que hable con una clienta.

-¿De quién se trata?- ¿Quién será? ¡Ahora tengo curiosidad!

-Ya la verá- me deja en ascuas, mientras abre, cruza la puerta y me dice-. Esta en mi despacho, no la hagamos esperar.

La sigo, torcemos hacia la derecha y, tres puertas en esa dirección, hay una que pone "Directora Maléfica".

Entramos y veo a una chica rubia en una de las dos sillas delante de la mesa de la jefa. Nos acercamos, Maléfica la rodea y se sienta detrás de la mesa, me siento en la silla al lado de la invitada.

-Bueno, ya que estamos todas aquí, vamos a empezar-dice Maléfica-. Señora Sour, le presentó a la señorita Rose Tinker, cliente frecuente, y Campanilla en su origen.

- ¿Ella también..una de los nuestros?-pregunta coibida.

-Si que lo es- responde Maléfica antes que yo.

-Soy Gretel Sour- me presento- y estoy aquí para ayudarte.

-Tiene razón, señora Sour; y, todo lo que diga en esta sala, no saldrá de ESTA sala. Así que, puede ser todo lo explícita que quiera.

- De acuerdo- dice tímida Rose-. Miren. Toda la vida, o por lo menos hasta que recuerdo, he estado enamorado de un hombre.

-No es por importunar pero- interrumpo- ¿ De quién se trata?

Maléfica me mira como si dijese: "¿Sabes callarte?".

-Se trata de Peter Pan- aclara-. Continuo. Lo amaba como ninguna cosa antes. Vivíamos aventuras, cuidabamos de los niños perdidos, y volabamos hasta el amanecer.

Que poético.

-Hasta que, una noche,- prosigue- volamos sobre Londres, bajo un crepúsculo frío de otoño. Él, se asomó a una ventana, y la descubrió. A esa criatura sacada del más bajo infierno, la creadora de mis dolores de cabezas, Wendy.

-Ya se hacía donde va esto- comenta la jefa con una sonrisa malévola en los labios-. Quiere que le pase "algo" a ese calvario, ¿No?

-No exactamente- dice, apretando un pañuelo verde que sujeta con la mano-. Quiero un maleficio que le destroce las esperanzas, que la mate en vida, que se levante todas las mañanas empapada en lágrimas; quiero que, el hijo de su vientre, muera.

-Ese hechizo tendría muchas consecuencias- le digo sorprendida-. ¿Se lo ha pen...?

-¿Qué dice, señora Sour?- me interrumpe Maléfica, levantándose de su butaca, y haciendo sonar sus tacones hasta el lado de Rose-. Si está aquí, es porqué lo ha meditado a consciencia- dice, agachandose para ponerse a la altura de la cara de la clienta; ojo con ojo.

- Pero...- intento hablar, pero Maléfica me zurce los labios con magia y una mirada fría.

-Pero, señorita Tinker- dice la bruja, mientras se le tornan los ojos marrones a verde lima-. No le voy a hacer pagar dinero pero, las historias interesantes, tienen pagos diferentes. Y, siempre, la magia tiene un precio.

Cuando sus labios carmesies sonríen de esta manera, nada bueno puede suceder.

Bestias de tinta (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora