00.1 Prólogo I.

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Si tuviera el poder de elegir, seguramente hubiera escogido algo diferente. La profesión no iba con él, ser un jefe no estaba en su sangre y, si bien había sido perfectamente entrenado y cumplía sin contratiempos, jamás lo estaría.

No había nacido para eso.

—¿Puedo renunciar?

—¿Has dado a luz un hijo que cuide tu trono?

—Los hombres no pueden embarazarse.

—El décimo Vongola no puede renunciar —rodó los ojos, su desagradable acompañante sonrió—. Una vez aclarado este asunto, será mejor que acabes tu trabajo teórico. Tenemos una reunión con los Tomaso en dos horas, seguimos tratando el tema de la reconciliación de nuestras familias, no lo has olvidado, ¿verdad?

Regresó sus ojos al decimotercer documento de su pila de papeles por revisar, la pregunta era retórica, su respuesta era innecesaria. Igualmente, se sintió ferozmente desafiado y nunca le había sido agradable dejarse llevar por esa sensación desagradable.

Bufó.

—Señor secretario, lamento decirle que me encantaría olvidar alguno de los asuntos de mi ocupada agenda —ironizó de mala gana, el otro ni siquiera tuvo el detalle de fingirse ofendido—. Cumple usted tan bien con su trabajo, que me es imposible dejar pasar la firma de una nueva alianza. ¿No desea heredar, de casualidad, mi puesto? Déjeme decirle, caballero, que estaría encantado de cederle a usted el mando. No conozco hombre más capaz.

—Di eso cuando Reborn regrese, sólo entonces lo pensaré —y aunque el reto era tentador, ambos sabían que Tsunayoshi tenía un límite muy marcado en lo que refería a su instinto suicida, Sawada suspiró—. Décimo, entiendo su frustración...

—Si lo hicieras, aprobarias mi deseo de unas vacaciones.

—He aprobado el anuncio oficial de su compromiso —y todo porque Bianchi acudió en ayuda de Tsunayoshi—, que por cierto, no debe olvidar la revisión al salón para la fiesta. Tiene dos semanas para aclarar la situación con los empleados, ha escogido una fecha muy problemática para dar pie a este asunto.

—Oye, estamos hablando de mis merecidas vacaciones...

—El décimo Vongola no puede abandonar, no insistas —Tsuna chasqueó la lengua, tachando los papeles firmados y haciendo de ellos una bola que fue lanzada hacia su mano derecha. Hayato tomó aquello y lo abrió para leerlo—. Ya hemos hablado de esto también, Tsunayoshi, sé que no eres feliz con gastos de este tipo, pero como jefe...

—Soy responsable del futuro de mis subordinados, ya me sé ese cuento —dejó de lado el bolígrafo y se reclinó en su asiento—. ¿Cuándo es la reunión con Tomaso?

—En una hora.

—¿Luego de eso debo verme con...?

—Xanxus ha solicitado una visita de su parte, ha tenido quejas sobre la falta de atención que el décimo ha tenido con la élite y Squalo tiene asuntos que tratar con usted —hizo una pausa, ligeramente dudoso antes de dar una rápida revisión a la agenda del capo—. Perdón, no era eso. La cita con Xanxus había sido cambiada, Squalo ha omitido la queja del jefe de Varia. Su próxima reunión con ellos es en una semana.

—Es raro que no lo hayas recordado... —comentó ciertamente sorprendido, Gokudera asintió un poco avergonzado, siguiendo en su revisión de los asuntos pendientes—. ¿Mi reunión después de Tomaso...?

—El cambio de Varia fue algo de último momento, si bien pudo abrirse un espacio para ellos en una fecha próxima, algunas de sus citas pendientes tuvieron que ser canceladas para ese propósito.

Diez años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora