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Fue difícil usar mis piernas correctamente para acercarme a mi paciente favorita. La celda era más grande de lo que recordaba y debido a su corta estatura, parecía aún más pequeña de lo que ya era. Tal vez ese era el propósito. Lanzar a un persona pequeña en un cuarto grande con nada en ello, haciéndola sentirla inferior y mucho más impotente que en celdas comunes. ¿Así es como quieren que se sienta Lexa? ¿Sentir qué ella no tiene nada aquí dentro? ¿Que no pueda hacer nada más que estar a merced de su propia voluntad?


Cuándo finalmente estuve cerca de Lexa, supe que enseguida que estaba durmiendo... o ¿Sedada?. No podía asegurarlo. Sus ojos estaban cerrados, su respiración suave y esos pequeños detalles sirvieron para indicarme que esta inconsciente. Tragué saliva, al ver su cabello grasoso y revuelto, probable es el resultado de no haber tomado una ducha en varios días. Es notable su gran pérdida de peso, obviamente tampoco la había estado alimentando debidamente durante Dios sabe cuánto tiempo.


Me puse de rodillas justo a su lado mientras las lágrimas corrían libremente. Sujete el bozal, intentando sacarlo de su rostro lo más pronto posible.


"¿Doctora?" Sentí las manos de Octavia tocando las mías, impidiéndome hacer lo que desesperadamente tanto deseaba. "No lo haga".Levante la vista. "No es seguro". Sacudió su cabeza de un lado al otro.


"Pero..."


Rápidamente me interrumpió. "Es peligrosa".


"¡Ella no es un animal!" Mi voz salió tan baja pero sin embargo firme.


"No. ¡Es una psicópata que necesita ser frenada!" Sus palabras solo lograron aumentar mis lágrimas. "Hemos tenido que someterla. Lo siento, Doctora... pero no puede confiar en ella. Podría hacerle daño".


"No lo hará".


"Mordió la oreja de su ultimo doctor". Mis ojos se abrieron de par en par. "No es seguro".


Miré de nuevo a Lexa, tomando mi tiempo para observar su pequeño rostro. El bozal cubriendo su boca me hizo tragar saliva ansiosa. Está sometida en todas las formas posibles. Las piernas, los brazos, las manos... y su boca. Aprendí que en algunos casos, cuando el paciente es demasiado violento y tiene tendencia a morder estando enojado, usamos los bozales para detenerlos. También usamos los bozales para calmarlos, ya que es muy incómodo hablar con ellos con su cara estando libre. Y bueno, Lexa... es de la clase conversadora-sarcástica... llegar a esto para cerrar su boca es francamente... hiriente de ver.


"Octavia..." La llamé. Sentí a la oficial mirarme. "Por favor..." Supliqué.


"Clarke..."


"Esta... no es... Lexa". Dije rechazando mirarla. Mi mirada siempre bajo, centrada en sus pies; y sólo entonces fui capaz de sentir el olor proviniendo de su cuerpo. No era agradable. "Esto... es..."


"Clarke..."


"Humillante". Dije tragando saliva con fuerza.

LOCO AMOR -CLEXA AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora