ESPERAR

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 Espera


Espera


Espera


Esos, son los susurros que viven en mi cabeza desde hace un tiempo.


A decir verdad, no me gusta esperar. Nunca lo he hecho. Solo aprendí a vivir con ello. Toda mi vida he estado esperando.


Esperando la Navidad. Esperando los fines de semana. Esperando los días para que acabe la escuela. Esperando el momento perfecto. Esperando el plan perfecto. Esperando el día que dejé este lugar. Esperando el día, que él caiga.


La paciencia es una virtud, dicen algunos. Supongo que puede ser cierto. Creo que mi estado mental no sería tan bueno, en un lugar como este, a no ser porque estoy esperando. Siempre está prosperando dentro mí esta constante espera. Es lo que me mantiene cuerda. Porque no importa qué, estoy esperando el día que lo tenga entre mis manos. Estoy esperando el día para matarlo. Y es un poderoso pensamiento. Y un pensamiento feliz.


"Es tiempo de la ducha, Woods." Oí al Oficial Costa gritar detrás de la puerta, antes de abrirla.


Es fácil reconocer su voz. Después de cinco años en el Asilo, es fácil reconocer la voz de todos. Hay momentos en los que la única cosa que soy capaz de oír, son sus voces o los pasos de los oficiales caminar por los pasillos. Escucho sus risas, sus conversaciones y sus burlas. A veces, puedo oírlos gemir mientras se follan entre sí en lugares ocultos. Cuando no están follando entre sí, follan con los residentes. Algunos lo hacen como favores sexuales, otros por un trato especial, algunos lo hacen por contrabando, y otros sólo por sexo. Si tuviera que cortar uno de mis dedos cada vez que vi a un recluso y un oficial follar, ahora mismo solo tendría las palmas.


Y aun así, este lugar pretende seguir las reglas. Pretende, llevar la ley.


Nadie sigue la ley. La ley es un concepto extraño para la gente poderosa. Los ricos no van a la cárcel. La gente poderosa no comete delitos. Sólo cometen errores. Y los errores pueden ser perdonados con algunos cuantos ceros.


Sin embargo, las víctimas de aquellos delitos, son castigados, reprimidos, desafiados a vivir con las consecuencias de ese acto que hizo sus vidas un infierno. Algunas personas, ni siquiera creen en ellos. Serán llamados mentirosos, tramposos, cabrones e interesados. Otros más, dirán, déjalo ir.


Nadie sabe cuán difícil es dejarlo ir.


Hacerlo, no es como si se tratara de un viejo juguete. O una camisa vieja, que ya no es más tu talla. No se trata de olvidar. Ni tampoco de pretender que nunca ocurrió. Es mucho más que eso.


Se trata de aceptar las cosas como son y seguir adelante. Se trata de ser capaz de recordarlo, sin tener excusas o sentir remordimiento. Moverse hacia adelante con el dolor, incluso rompiéndose por dentro.


Y yo no soy ese tipo de persona.


LOCO AMOR -CLEXA AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora