LOCO AMOR -CLEXA AU

LA RUPTURA

Mi corazón se hundido en mi pecho al verla apoyarse contra la pared, y enroscarse alrededor de sus rodillas, mojadas y cansada. Tenía la cabeza hundida entre sus piernas y si no la conociera; al menos un poco, diría que está llorando en el silencio. Me importa una mierda lo que Octavia piense de mí.

Me acerqué hasta sus pies, para luego arrodillarme delante de ella y con una toalla prestada en las duchas; deje caer sobre sus hombros.

Ella levantó su cabeza y vi sus grandes ojos azules, brillar en un gesto de gratitud. Con uno de los lados de la toalla, comencé a limpiar su rostro. Lexa cerró sus ojos, levanto su barbilla y dejó su cabeza reposar contra la pared. En un silencio completamente cómodo, mis manos se movieron junto a la toalla, secando sus mejillas, barbilla, frente, oídos y la parte superior de su cabeza.

"No te vayas". La oí decir en voz baja, amortiguada por la toalla en su rostro.

La miré. "¿A dónde?"

"Lejos". Mi corazón se aceleró de golpe.

"¿Por qué iba a irme?" Le pregunté tratando de consolarla, pero siendo sincera, me estoy rompiendo por dentro. Sé que estoy a sólo un paso de estar en problemas. A pesar de atreverme a desafiar la palabra de Octavia y a la del propio Asilo, sé que Jason Rothenberg tiene el poder para despedirme, si se entera que Lexa es mi paciente favorita. Y dudo que lo que hago ahora, vaya a ser pasado por alto cuando él se entere o por cualquier otra persona aquí.

Alzó los hombros como diciendo 'No lo sé'. "Solo, no ... te vayas".

"No lo haré". Sentí mis ojos arder una vez que le respondí. Ella es vulnerable. Ora vez. Justo como cuando la vi en la SHU: tan vulnerable como esa vez. Y solo hizo que mi corazón se contrajera dolorosamente. "No voy a irme".

Asintió con la cabeza, cerrando sus ojos otra vez. "Gracias, Doctora Griffin".

"Puedes llamarme Doc". Le aconseje con rapidez. Me regalo una sonrió, aunque era muy lejos de ser la sonrisa que vi cuando estaba bajo la lluvia.

"Sé que puedo llamarte Doc. Incluso hasta puedo llamarte Gatita Intensa". Reí.

"Sí que puedes".

"Gracias, Doc.". Agradeció de forma cortes.

"Tienes que cambiarte de ropa". Sé que si se queda con la ropa mojada, va a resfriarse.

"No puedo".

"Por qué no".

"Los residentes sólo tenemos un cambio de ropa. Por eso me tiraron agua encima. No tengo otro repuesto, así que debo quedarme con está hasta que mi uniforme este completamente seco".