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—Señorita —El conductor interrumpió mis pensamientos haciendo que volviera la vista al espejo retrovisor. —¿Por dónde sigo?

—Sigue por esa avenida hasta cruzar con Manzanares por favor. —El conductor asintió.

—¿Todo bien?

—Sí, es solo que estoy cansada, mas bien desvelada.

—Ven recargate —Francis me incitó a que recostara mi cabeza en su hombro, y yo lo hice, no se porque, en otro momento hubiera hecho cualquier otra cosa menos esto. Volví la vista rápido al audi, noté que Aiden estaba por arrancar antes de que el conductor siguiera por donde le había indicado.

Un par de minutos avanzamos hasta llegar al cruce con la avenida que había dicho, nos detuvimos en un semáforo antes de que tuviera que dar vuelta. Bostecé por un momento, Francis permanecía callado, solo mirando por la ventana.

—Esta ciudad parece más interesante de lo que pensaba.

—A veces puede serlo —Dije ahora poniéndome derecha recargándome en el asiento, volví mi cabeza a mi derecha mirando por la ventana de mi lado

No puedo explicar realmente que fue lo que sentí al ver a Aiden a lado del taxi que nos llevaba, lo miré por un momento, su rostro estaba inexpresivo, miró un segundo por el retrovisor, quitó una mano del volante para verificar la hora. Y En menos de un segundo arrancó todo derecho mientras nosotros dábamos vuelta hacia la izquierda. Menos mal que no me vio, no quedamos bien la ultima vez que nos vimos antes de que se fuera, y aunque fue bueno verlo ayer en el funeral, preferiría mantener totalmente distancia de él durante los días que esté por aquí.

Cuando nos adentramos a mi colonia, Francis solo estaba en silencio, no se si solo miraba alrededor o pensaba en algo. Pasamos por la caseta de seguridad, el taxista dijo que venía a dejarnos, yo me asomé para que Rubén me reconociera, el asintió y nos dejó entrar.

—Aquí está bien por favor —Dije, sacando mi cartera.

—Yo pago —Francis sacó unos billetes y se los entregó al chofer.

Yo bajé del auto y detrás de mí lo hizo Francis, el miró alrededor un momento. Bajó su maleta y me ayudó con dos bolsas, yo agarré la otra y agradecí por el viaje al señor. Caminamos unos metros.

—¿Aquí vives? —Podía ver la extrañación en su rostro.

—Mi padre aquí vivía —Cruzamos el jardín y saqué las llaves, después de un momento ambos entramos. —Deja aquí tu maleta, ahorita vemos lo de tu habitación ¿si? Por ahora haré algo de comer, seguro debes tener hambre después de tantas horas.

Dejamos las bolsas en la cocina. Francis no decía nada, solo miraba.

—Alex —Dijo parado a lado de la barra en la cocina. —Espero no te incomode lo que te voy a decir —Ok aquí viene pensé.

—¿Sí? —Dije evitando su mirada, me desabroché la chamarra y la aventé en el sillón.

—Me habías dicho que tu padre era empleado de un almacén de documentos ¿cierto?

—Sí —Dije volviendo a la cocina sin mirarle, comencé a poner agua en una olla, esperando lo que me diría, y pensando en como dejar de mentirle sin necesariamente decir toda la verdad.

—¿Te ayudo en algo? —Dijo poniéndose a mi lado luego de unos segundos de silencio, debo admitir que la más sorprendida fui yo con ese cambio de tema.

Cerré la llave y encendí la estufa, puse la olla sobre el fuego, y comencé a meter las verduras en el bowl para lavarlas, hasta que me di cuenta de lo que estaba haciendo, solo estaba evadiendo todo.

Volver a tiWhere stories live. Discover now