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—No es necesario, con permiso.

—Alex, me aterré ¿sí?

Solté una risita —¿Te aterraste? —Dije burlonamente. —Joder, eso sí es nuevo.

—Lo siento.

—Ya no importa.

—Quise hablarte, pero... fui un cobarde.

—Andrew, me hablas de aterrarse, ¿a mí? Joder, ¡intentaron matarme!, ¿crees que yo no estaba aterrada? Tú fuiste quien se ofreció a irse conmigo a cualquier otro lugar, yo nunca te lo pedí. Tú fuiste quien me dió ese boleto de avión, ¡y nunca llegaste!. Y tu fuiste un cobarde, porque ni siquiera buscaba tener algo contigo lejos de todos, buscaba sentirme acompañada, saber que, si Damián me mataba en cualquier otro lugar, habría al menos una persona que pudiera dar razón a mi familia.

—Lo siento, me arrepentí tanto.

—Y tu maldito miedo era que pudiéramos llegar a algo más ¿tu y yo? Sabes perfecto, que eso nunca iba a pasar, ni de tu parte ni de la mía. Lo único que me dolió fue que tan poco te importó lo que yo estaba sintiendo en ese momento que ni una puta llamada pudiste hacer. Estaba aterrada, sola, vulnerable. Si solo hubieras llamado, todo habría seguido igual, yo habría entendido. En cambio, me dejaste esperándote en el aeropuerto, hasta el ultimo momento antes de que cerraran las puertas del avión.

—Lo sé, lo sé, días después intenté llamarte pero la llamada jamás entró, después me enteré de que habías cambiado de...

—¿Interrumpo?

Ambos volteamos, Francis estaba a unos metros de nosotros. No lo había visto venir.

—No —Dije sosteniendo mi bolso de mano pegándolo a mi cintura. Caminé hacia el evento.

Todo transcurría perfecto, hasta ahora se había recaudado una buena cantidad de dinero. Tyler volteó hacia mí, me sonrió levantando un pulgar, yo le devolví la misma seña. Pasó alrededor de una hora y media, la subasta estaba por terminar, miré la hora en el reloj que estaba colgado en una de las paredes 9:40.

—Esta última pieza —Dijo el amigo de mi hermano, una chica quien era la que mostraba los artículos a subastar, apareció con un cuadro bastante grande. —Es de hace más de 20 años, es una fotografía tomada por el famoso fotógrafo italiano Alessio Leone, es llamada "inocencia" y fue de las últimas fotografías que tomó, antes de tener el accidente en auto, que hizo prácticamente que se retirara de la fotografía. Escuché murmuros, pues todos conocían a este señor, y si no me equivoco, todas sus fotografías habían sido vendidas desde hace bastante, pareciera irónico, pero cuando anunció su retirada fue que estuvo en el mejor momento de su carrera, compraban sus fotografías por cantidades millonarias. Yo nunca he entendido la fotografía o el arte, y lo poco o mucho que sabía de esto, era que una persona podría ganar millones por unas cuantas pinceladas en un trazo, o por el hecho de fotografiar un lindo paisaje. Como sea, la chica destapó el cuadro dejando ver de qué se trataba.

—Comenzamos por 500 dólares —Dijo el chico.

Enfoqué mi vista al retrato, estaba bastante alejada, pero podía visualizar lo que era.

—800 Dólares —Dijo una señora.

—800 Dólares da la dama del número 12, ¿Alguien da más?

Fruncí el ceño, y volteé con Tyler.

—¡Tyler! —Dije en un susurro para no interrumpir, —¡Tyler! —Al parecer no me escuchaba.

—1000 Dólares —Dijo ahora una mujer más joven, mientras levantaba su número 6.

—¡Tyler!

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