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—Ya quiero verte —Estaba haciendo una videollamada con Luke. Detrás estaba Ethan saludando mientras hacía de comer.

—Hace dos meses me visitaste, no seas exagerado. —Sostenía mi celular frente a mí mientras me sentaba en el pequeño sillón que tenía al frente.

—Sí, pero necesito más de mi amiga. —Volteó hacia Ethan y luego de nuevo a la cámara, se acercó a la cámara como si lo tuviera en frente para susurrar. —El vivir juntos me causa demasiado estrés. Estoy perdiendo el cabello.

Solté una risita —Lo pierdes porque no dejas de pintártelo, no culpes a Ethan.

Luke puso los ojos en blanco —Bla, bla.

—Oye por cierto, me gusta, te queda muy bien el cabello gris.

—6 horas en el salón de belleza amistad, no iban a ser en vano, por supuesto que me iba a ver fabuloso.

—Claro, como digas. —Escuché que me llamaban, voltee hacia el pasillo. —Mi jefe me necesita, después que se nos acomoden los horarios hablamos. Te extraño.

—Yo igual, cuídate mucho.

Cerré la videollamada y fui hacia la oficina de Francis.

—¿Si? —Pregunté entrando. Vi a mi jefe, un hombre mayor. Tenía 35 años, era el hijo de los dueños de esta empresa. Un hombre maduro en muchos aspectos, su apariencia mostraba autoridad, pero era un buen hombre en el fondo. Siempre con sus trajes color gris y corbatas rojas o negras. Solo el traje negro lo usaba cuando era una junta importante o alguna ocasión especial. Su barba bien delineada le acentuaba la mandíbula. Cabello castaño y unos ojos tan oscuros que de aparecer en la oscuridad daría miedo. Era la imagen de la marca de la empresa, y puedo decir que las fotos que manejaban para el marketing no hacían justicia en nada cuando en persona lo veías.

—¿Estaba buena la plática?

—Antes de que me interrumpieras sí —Me senté en el asiento de enfrente.

Francis me miró por un segundo y me dio una media sonrisa. —Eres hermosa cuando me contestas.

—Soy una secretaria rebelde —Dije sonriendo. —Aquí ya es bastante tarde ¿A qué hora nos vamos a ir?

—Ya casi, solo estoy en la espera de un correo. —¿Te irás conmigo esta noche?

—Sí, pero primero deberíamos pasar para comprar algo para comer, tengo demasiada hambre.

—Por eso no hay problema, yo te haré algo rico de cenar.

Asentí —Tu mamá preguntó por ti hoy.

—¿Ah sí? ¿Qué te dijo?

—Se comportó grosera como siempre —Fingí una sonrisa.

—No puede ser, hablaré con ella de nuevo.

—No tienes que hacerlo, cree que busco tu dinero, porque oye ¿Qué tan común es que la secretaria salga con su jefe?

—Sé que lo tuyo no es interés, si tan solo ella supiera que de todo este tiempo no me has dejado ni siquiera que te pague la cuenta una sola vez —Dijo como si aún no pudiera creerlo.

—No importa, habíamos dejado las cosas claras, esto no es nada, no te debo nada a ti y tu no me debes nada a mí.

—Lo sé, lo tengo presente.

—Bien, solo quería aclararlo.

—Por décima vez en la semana.

—Solo es que no quiero... —Mi celular comenzó a sonar, era el número de Ty. —Espera un momento. —Dije levantándome del asiento y salir al pasillo, ya toda la empresa estaba vacía, solo estábamos nosotros dos.

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