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Escuché tocar la puerta y volví a mi realidad. Francis asomó la cabeza

—¿Estás despierta?

—Si —Dije sentándome, doblé las rodillas —¿Qué sucede?

—Ya quedó el vuelo.

—Bien —Rasqué mi cuello —Creo que me daré una ducha e iré con mi hermano.

—Está bien, tu haz lo que tengas que hacer, yo aprovecharé el día para ver que hay alrededor —Me tendió una taza. Al tomarla me di cuenta de que era chocolate caliente.

—Gracias —Dije sonriendo. Él asintió y salió cerrando la puerta.

Tomé ropa interior, un pantalón de mezclilla azul, y una blusa azul.

Al cabo de los minutos, salí del baño con una toalla enrollada en mi cabeza, me senté frente al tocador y me di cuenta de que tenía una apariencia fatal. Decidí que hoy me maquillaría un poco, no podía dejarme caer. Busqué en mi celular cómo estaría el clima el día de hoy. Si bien estaría fresco, no iba a estar como los días anteriores. Me puse unos tenis blancos y una sudadera color amarillo con unas letras blancas que decían "Chicago". Sequé un poco mi cabello con la secadora, recordando cuando mi papá me regañaba diciendo que si salía recién bañada con el frio se me iba a torcer la boca. Agarré solo mi celular y unos billetes que guardé en la bolsa trasera de mi pantalón.

Al bajar vi que Francis estaba haciendo unos panqueques.

—¿Desayunarás aquí? Esto está casi listo.

—Huele bien. —Dije sonriendo.

Con cuidado él me sirvió en un plato, puso jalea y cajeta en la mesa, yo opté por tomar leche mientras él se preparaba un café.

Luego de unos minutos de comer tranquilamente él lanzó una pregunta.

—Alex, después de todo lo que me contaste, el porque te fuiste y eso... ¿hubo alguien especial que hayas dejado aquí?

—No —dije sin voltear a verle.

—Los escuché ayer. A ti y al tipo que llegó a la oficina de tu hermano. —No había error, él había visto la escenita de ayer.

—Lo de ayer, no tiene importancia Francis, pasó hace mucho tiempo y en realidad entre él y yo nunca hubo algo, bueno tu sabes... nada que implicara sentimientos.

—Si hubo algo, con alguien me gustaría saberlo, tal vez fue hace mucho, pero no quiero parecer estúpido.

Dejé el tenedor sobre mi plato vacío, y me di cuenta de que durante años jamás había tocado el tema como si de un tabú se tratara.

—Si hubo algo y alguien —Di un trago a mi leche terminándola por completo— Y no te voy a mentir, fue una de esas historias que merecen ser contadas —Una ligera sonrisa se dibujó en automático. —Pero ahorita no es el momento.

Me levanté de la mesa mientras sentía su mirada, caminé hacia las escaleras para ir a cepillar mis dientes, me detuve y me volví hacia él —Pero no te preocupes, él ya no está con nosotros —Dije para luego subir rápido hacia mi habitación.

***

—Puedo hacerlo, no soy estúpida —Dije mientras mi hermano soltaba una carcajada enorme. Puse mi mirada sobre la bola negra y de pronto mi brazo derecho hizo todo. Vi como la bola blanca pegó con fuerza haciendo que la bola negra quedara a unos centímetros del hoyo.

—Nunca aprendiste, ahora mira al maestro —Dijo mi hermano.

—Pues sí, te lo dejé sencillo.

Volver a tiWhere stories live. Discover now