Parte III. El contacto que se propicia

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—Ahora... es tu turno.

La voz de All Might resonó con fuerza en los alrededores. Los fuertes vítores le siguieron, uno sobre otro, esperando que su promesa de terminar con el siguiente villano se hiciera realidad.

Midoriya, al igual que la primera vez que lo escuchó, solo pudo interpretarlo como un mensaje personal. Un traspaso de responsabilidad de un Símbolo de la Paz que ya había hecho demasiado, entregado todo. Y con esa idea en la mente, pudo sentir el dolor agudo expandiéndose otra vez en su interior, ramificándose hasta asentarse, tal como había hecho frente a la decisión de aceptar esa responsabilidad.

A pesar de ello, no se permitiría llorar en esta ocasión, o al menos, su parte interna lo había decidido de esa manera. A la vista de los otros, sin embargo, derramaba lágrimas sin control al igual que hizo la primera vez. Intentaba secarlas con ambas manos pero era inútil mientras su cuerpo temblaba por los sollozos que dejaba escapar.

A medida que su cuerpo seguía actuando con voluntad propia, Midoriya se preguntó a que vendría este sueño en específico. Quizás, toda la tragedia sobre héroes muriendo en la película que vio antes de dormir, había revivido en su memoria recuerdos dolorosos. O simplemente, tan solo era otro sueño absurdo que no tendría significado alguno por una vez.

Pensó en convencerse de esta última opción, porque era más cómodo para sus emociones, sin embargo, tras dejar caer las manos debilitadas junto a su cuerpo, sintió la calidez inesperada de otra mano cubriendo la suya por completo.

No pudo hacerlo.

Su corazón se detuvo entonces, sobresaltado, al sentir como un calor arrullador se expandía desde sus dedos todavía húmedos, hasta su corazón. "¡Yo...yo no podría esperar algo como esto!" Se dijo, y Midoriya reconoció con perplejidad que hasta el momento. Jamás había esperado consuelo alguno, mucho menos de la persona que había estado de pie junto a él aquel día. No estaba seguro de cómo podía percibirlo, pero su corazón debía latir a mil por hora en ese momento.

Kacchan no lo miraba directamente todavía, en vez de eso, su atención estaba centrada en la pantalla gigante frente a los dos. Pero a pesar de ello, el agarre de la mano que tenía sobre la suya se hizo más firme apenas Midoriya se giró para verlo, como temiendo que se alejara de su agarre al darse cuenta de quién era.

Pero él no pudo hacerlo.

Fue en ese momento, de hecho, que Midoriya se percató del silencio antinatural que los rodeaba y de la ausencia de otras personas que debían estar presentes a su alrededor. Al igual que en el primero de esos sueños extraños, se habían desvanecido.

Solo permanecían ellos dos.

Internamente, algo le gritaba que todo aquello estaba mal, ¡que no era normal!, pero la calidez que emanaba de la otra mano no le permitía alejarse de ese sitio. Ni siquiera pensaba en despertar. Era como si algo que no sabía que quería, algo importante, por fin hubiera llegado hasta él y tomado el lugar que le correspondía. La mano de Kacchan, en su agarre firme y persistente, le hacía sentir extrañamente bienvenido y seguro —a pesar de su nerviosismo—. Y se dio cuenta entonces, no sin asombro, de que realmente no había otro sitio donde prefiriera estar.

"...Ni con nadie más", reconoció con sorpresa. Aun así, daba lo mismo el pasado o el futuro al interior de sus sueños, ¿verdad?

Midoriya alzó sus ojos todavía llorosos hasta que pudo ver a Kacchan directamente y apretó los dedos con firmeza para que este correspondiera. "Acepto tu consuelo", le dijo, reuniendo valor. Y en los ojos ajenos, profundos, decididos y llenos de una calidez similar al afecto, Midoriya entendió que no había tenido más opción que aceptar lo que le estaba ofreciendo.

Conciliador de Sueños [KatsuDeku]•en edición•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora