Capítulo 10

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El agua estaba comenzando a llenar mis pulmones, el oxígeno ya no estaba llegando a ellos, sentía que mi cuerpo daba arcadas al estarme ahogando, mis manos se aferraban a cada lado de la bañera para impulsarse hacia arriba, pero tenía que aguantar, no podía arrepentirme de esto puesto que este sería mi final y no podía haber sido de mejor manera...

...

Comencé a toser y escupir el agua que había tragado, Matt se encontraba a mi lado abrazándome, solo sostuve sus brazos mientras continuaba tosiendo.

-Pensé... pensé que te había perdido, por favor, Maia, no vuelvas a hacer una estupidez de esta magnitud, prométemelo –me pedía Matt entre lágrimas.

-Matt... –pude contestar con la voz ronca, mi garganta estaba bastante lastimada.

-Maia, lo siento en verdad, he sido un idiota contigo, es solo que no entiendes a la presión que he estado sometido estos días, hay unas personas que están detrás de nosotros, dos contando a la policía, ellos no entienden las razones de lo que hacemos, se equivocan respecto a nuestro grupo, pero no hay modo de persuadirlos y me asusta perderte, eres todo lo que necesito para vivir, por favor, perdóname, cambiaré por ti, haré lo que sea para que tengamos una relación como al principio, dejaremos las fiestas a un lado para poder comenzar con un nuevo futuro, solo tú y yo; solo dame tiempo Maia –Matt tenía lágrimas en sus mejillas al decir todo lo anterior, yo solo junté nuestros labios, le creía.

Pero nuestro beso se vio interrumpido por el sonido de unos disparos en la planta baja, la gente estaba gritando, Matt estaba asustado. Yo estaba aterrada.

-No salgas por lo que más quieras, pon el seguro a la puerta y obstrúyela con los muebles, no salgas –salió corriendo del baño, azotando la puerta a su espalda.

Estaba temblando, me sentía debilitada por el intento fallido de ahogarme, pero con las pocas fuerzas que reuní, cerré la puerta con seguro y estaba moviendo los muebles contra la puerta, los disparos no cesaban y los gritos iban en aumento de intensidad, pero debilitados en cantidad.

Me senté en el suelo sujetando mis piernas por las rodillas meciéndome para tratar de no pensar en lo que sucedía. Había estado en un ambiente con armas, pero no cuando yo estaba desarmada.

Después de lo que parecía una eternidad, el ruido cesó, no se escuchaba nada más que los grillos afuera de la ventana, no quería salir, no sabía qué me iba a encontrar si lo hacía, me asomé por la ventana y no había nadie, la abrí tratando de no hacer ruido, saldría por ahí sigilosamente.

Era mi única oportunidad, salí con cuidado, hacía demasiado frío y yo estaba empapada, no importaba, me sujeté de la ventana mientras mis pies estaban en la fina línea de concreto para sostenerse de la caída, no era gran distancia, pero podría terminar con un brazo o pierna rotos.

Me agaché despacio para que mi mano derecha quedara en la pared que sobresalía y donde tenía mis pies para sostenerme, me sujeté con fuerza y bajé mi pierna derecha, hice lo mismo con mi mano izquierda y quedé completamente colgando.

Tal vez tenía un metro de caída, pero debía tomar el riesgo, me solté y caí de espaldas, todo me daba vueltas y me había golpeado un poco la cabeza dejándome desorientada, tenía que levantarme para ver que sucedía.

Me arrastré hasta la ventana más cercana para asomarme, había una masacre, muchas personas tiradas en el piso con heridas de bala, unas sobre otras derramando sangre, era un río de sangre.

La imagen me llegó de golpe recordando a el día en que mi padre murió por mis manos, la sangre estaba sobre mi cuerpo caliente... me acerqué a un arbusto para vomitar, me dolían las arcadas que daban mi cuerpo al vomitar.

Matt me encontró ahí afuera vomitando, me sostuvo mi cabello y me abrazó, me sostuvo entre sus brazos mientras lloraba por mis recuerdos, él estaba cubierto de sangre y tenía unas cuántas heridas.

Esa noche me quedé acostada en nuestra habitación, varios del grupo habían venido a limpiar el desastre que teníamos en la planta baja, yo había curado las heridas de Matt, él tenía miedo de tocarme por lo sucedido hace unos días, pero yo se lo permití, hicimos el amor a la luz de la luna porque habíamos dejado las cortinas abiertas, él procuraba no ser brusco en sus movimientos, se notaba un gran cambio en su persona y yo no quería que eso terminara.

Pero me quedé profundamente dormida por el cansancio mental de todas las emociones.

...

Desperté sobresaltada por los gritos que se escuchaban en la planta baja, me puse la camisa de Matt y un short, descalza salí de la habitación tratando de no hacer ruido, me quedé en la escalera escuchando la conversación, o más bien, discusión que tenía lugar en la planta baja.

-Tienen que irse inmediatamente –dijo la voz de un hombre que tenía un tono molesto.

-No puedes obligarnos, en esta zona no mandas –esa era la voz de Matt que se notaba tranquilo, pero exaltado por el atrevimiento del hombre para corrernos.

-Tus asquerosidades nos están poniendo en evidencia, ¡lárguense! Lo de ayer solo fue una advertencia, la próxima vez no tendremos ningún tipo de tacto para tratarlos.

- ¡Lárgate tú! Nosotros mandamos, lo de ayer no fue nada comparado a lo que les va a suceder si deciden meterse con nosotros, conozco a su líder, ha venido a varias de mis fiestas rogando un acuerdo, pero no voy a manchar mis manos con ustedes, ni se les ocurra volver a venir a darme amenazas porque su imperio va a caer, se los prometo, cuídense las espaldas –Matt estaba hablando muy enojado, como me hablaba a mi cuando no hacía lo que me pedía.

-Mira niño bonito, no lo volveré a repetir, o se largan o tu noviecita zorra morir...

Se interrumpió con el golpe de algo que se rompía, me asomé discretamente viendo como había un señor calvo tirado en el piso, Matt se encontraba sostenido por los brazos por dos hombres negros, el señor se levantó y comenzó a propinarle golpes a Matt.

Me tapaba la boca para ocultar los gritos de terror, Matt no se inmutaba, al contrario, se burlaba de sus golpes. Por la desesperación, el señor sacó un arma y apuntó directamente entre sus ojos.

-Haz lo que te decimos, solo váyanse a otro lado y el problema entre nosotros terminará. Para mañana esta casa debe estar deshabitada.

Se fueron sin más.

Corrí en dirección a Matt una vez que se hubo cerrado la puerta de la entrada, los sostuve entre mis brazos mientras ahora él vomitaba sangre. Rompí en llanto al verlo en este estado, sentía que yo era la culpable, pero no sabía el motivo.

-Tenemos que irnos hoy... –me dijo con la voz ronca.

-Iré a empacar –le dije dándole un beso mientras lo ayudaba a acostarse en el sofá.

Teníamos maletas en un closet, las bajé y comencé a meter nuestra ropa, el dinero que teníamos ahorrado lo estaba ocultando entre nuestras pertenencias, guardé un poco de droga por si las dudas y una botella de tequila, no teníamos comida en casa, mucho menos trastes, así que me enfoqué en nuestra ropa y pertenencias.

Curé las heridas visibles de Matt, lo vendé en las zonas donde lo habían golpeado, me ayudó a bajar las maletas, él había hablado por teléfono con el grupo así que en unos momentos estarían afuera de la casa para llevarnos a otro lado.

Yo caminaba de un lado a otro nerviosa, estas personas nos matarían en cualquier momento, no creía que se fueran con solo una amenaza, alguien llamó a la puerta, debía ser el grupo, cuando abrí la puerta, me quedé sorprendida por la visita que estaba recibiendo.

-Maia...

- ¿Luna? –mi sorpresa era demasiada.




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