Scarlett tuvo una niña menuda y calva, fea como un mono pelón y
absurdamente parecida a Frank. Nadie, excepto el padre, cegado por el cariño,
pudo encontrar en ella belleza alguna, pero los vecinos llevaron su caridad
hasta decir que todos los niños feos podían llegar a volverse guapos. La
bautizaron con los nombres de Ella Lorena. Ella por su abuela, y Lorena
porque era el nombre más de moda en aquellos días para las muchachas, así
como los de Roberto E. Lee y Stonewall Jackson eran los más populares para
los chicos y Abraham Lincoln y Emancipación para los negritos.
La niña nació a mediados de una semana en que los ánimos estaban muy
excitados en la oprimida Atlanta y la atmósfera en tensión, esperando un
desastre. Un negro que se jactó de haber cometido un rapto fue detenido por
entonces; pero, antes de pensar en juzgarle, varios miembros del Ku Klux
Klan asaltaron la cárcel y lo colgaron sin contemplaciones. El Klan había
actuado para evitar que la víctima, desconocida aún, fuese citada a
comparecencia para declarar ante el tribunal. Antes que hacer pública su
afrenta, el padre y los hermanos la hubieran matado; por eso el linchamiento
del negro pareció a los ciudadanos una sensata solución, realmente la única
solución decente. Pero las autoridades militares se enfurecieron. No vieron
razón para que la muchacha no declarase públicamente.
Los militares efectuaron detenciones a diestro y siniestro y juraron que
aniquilarían el Klan, aunque tuviesen que encerrar a todos los blancos de
Atlanta. Los negros, irritados y ceñudos, hablaron de incendiar casas en
represalia. Corrían rumores de ejecuciones en masa en el caso de que los
yanquis cogieran a los culpables y de sorpresas concertadas por los negros
contra los blancos. La gente permanecía en su casa con las puertas barreadas y
con las ventanas herméticamente cerradas; los hombres no se atrevían a salir a
sus asuntos dejando sin protección a las mujeres y a los niños.
Scarlett yacía extenuada en el lecho, débil y callada, dando gracias a Dios
de que Ashley hubiera tenido el buen acuerdo de no pertenecer al Klan y de
que Frank fuera demasiado viejo y apocado. Hubiera sido espantoso saber que
los yanquis podían llegar de un momento a otro a detenerlos. ¿Es que no
podían estar tranquilos aquellos juveniles cerebros exaltados que formaban el
Klan? Probablemente la muchacha no había sido violada. Seguramente había
sufrido tan sólo un susto tonto, y por culpa suya una porción de hombres podía
perder la vida.
En aquella atmósfera, con los nervios tensos como una mecha sobre un
barril de pólvora, Scarlett recobró sus fuerzas rápidamente. El saludable vigor
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LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ
أدب تاريخيLa vida cambia por completo para la mimada y rica Scarlett O' Hara cuando estalla la Guerra de Secesión, pronto tendrá que aprender que la vida no son solo muchachos y vestidos bonitos. Enamorada eternamente del enigmático e indescifrable Ashley Wil...