Capítulo 10

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Los chicos, ante la revelación de la muchacha se quedaron callados, con rostros escépticos.

—Esto debe ser una broma de mal gusto —dijo Yoongi, soltando una pequeña risa que carecía totalmente de gracia.

Nadie pudo decir nada, y la habitación se llenó de tensión; sin embargo, la muchacha parecía bastante cómoda.

—¿Por qué no dejas que él mismo lo diga? —inquirió ella, con una sonrisa maliciosa.

En ese momento Hoseok salió de la puerta que llevaban a las celdas, acompañado de dos oficiales. El joven Jung se quedó estático cuando vio que tanto los chicos como su prometida se encontraban ahí fuera, y pronto supo que algo iba mal, no sólo por la mirada de fuego de Yoongi, sino también porque alrededor de su cuerpo le recorrió un mal presentimiento.

—Hola, Hoseoki —lo saludó ella con una voz melosa, y al susodicho no se le ocurrió otra cosa que acercarse a la chica.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó, poniéndose frente a ella, en un tono de voz suave, esperando que los demás no escucharan.

—Mi familia hizo algunos tratos para sacarte de aquí con una fianza —le dijo ella con una sonrisa, mientras acomodaba el traje de Hoseok y le ajustaba un poco la corbata, acercándose a él peligrosamente.

Más allá, Yoongi sólo observaba, con las manos hechas puños y Tae mantenía su mandíbula endurecida; sin embargo, ambos intentaban mantenerse pacientes, sin querer armar un escándalo ahí mismo, pero poco les faltaba para hacerlo.

—En serio te lo agradezco, pero no debiste haberlo hecho —le dijo Hoseok, retirando sus manos de él con suavidad, pero ella aprovechó este movimiento para entrelazar sus dedos con los ajenos.

—No podía dejar a mi prometido en un lugar como este —le dijo ella.

—Te lo pagaré en cuanto llegué a casa —le dijo él, deshaciendo el contacto con sus manos, pero la chica simplemente seguía tocándolo.

—No necesito el dinero, Hoseoki; preferiría tomar otra cosa como compensación —le dijo ella, y antes de que él siquiera pudiera preguntarle al respecto, la chica lo atrajo con rapidez y lo besó en los labios.

Yoongi tuvo suficiente con esto, pues metió su mano en su saco del traje y estuvo a punto de sacar su revólver, pero Tae lo detuvo. Estaban en una comisaría, si mataba a alguien ahí mismo estaría condenado. De todas formas, el beso no duró demasiado y ella se separó de él, sonriéndole.

—Me alegra saber que estás bien, pero debo irme. Sólo quería asegurarme de que salieras de ahí en cuanto antes —le dijo —. Hasta luego —se despidió ella con una sonrisa.

—Nos vemos después —le dijo él con una sonrisa amable.

Después ella se fue, seguida por sus guardaespaldas y Hoseok se limpió la boca con un pañuelo que guardaba en uno de los bolsillos de su saco. Sabía que su labial rojo había quedado en sus labios, y debía sentirse cómodo antes de explicarles a los chicos lo que sucedía. Sin embargo, una vez que se volteó, recibió un fuerte puñetazo en la mejilla por parte de Tae, que no había podido contenerse, provocando que él retrocediera algunos pasos.

—No se preocupen oficiales, no pienso pelear aquí —habló Tae, acomodando su traje, sabiendo que ellos se pondrían en alerta —; es sólo que este malnacido me robó a mi mujer —manifestó con seriedad —. Vámonos de aquí, señores.

Los demás no dijeron nada, sino que siguieron a Tae hasta la salida, incluyendo Hoseok.

—Espero que tengas una buena excusa para lo que acabamos de ver —le dijo Tae, antes de que salieran, sin mirarlo.

Threesome (Taegiseok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora