1 año después... (Final)

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Estaba Hoseok saliendo de la oficina de Jimin, por fin habiendo terminado su tiempo de trabajo. Desde que se había hecho cargo de la empresa de restaurantes de su padre un año atrás, el chico había necesitado ayuda de alguien para llevar a cabo el negocio de la manera correcta. Dado que era inexperto en esas cosas, Hoseok se ofreció a llevar el negocio con él para ayudarlo, tomando en cuenta de que ya no sería el heredero de puesto a líder del clan.

Agradecía que por lo menos su padre lo hubiera entendido y no lo hubiera obligado a tomar esa responsabilidad. Lo cierto es que no tenía las fuerzas ni las ganas para hacer algo como eso, así que era mejor para él si se encargaba de la empresa de su padre, por lo menos en menor medida que él, y de la mitad del negocio de la familia Park, por lo pronto.

Aquel día se cumplía justo un año desde que Tae había fallecido, así que quiso ir a visitar su tumba junto con un ramo de rosas roja. De vez en cuando iba y se sentaba a un lado de la tumba, mientras miraba el cielo de la tarde o de la noche. Le gustaba pensar que de esa forma podía conectar un poco con Taehyung de nuevo, y se imaginaba que él seguía vivo y Yoongi no se había ido. Era su fantasía, pero sólo era eso.

No había sabido nada del pálido en todo ese año, y su rastreador también había desaparecido, como si no quisiera que lo encontraran. Le había seguido el rastro, sólo para asegurarse de que estaba bien, pero llegó un momento en el que se perdió y el rastreador ya no funcionó. No sabía qué había sido de él, pero procuraba pensar que estaba vivo y era feliz, donde fuera que estuviera.

Cuando llegó a la tumba que correspondía a su novio, notó que había un ramo de lirios blancos sobre ésta y automáticamente miró hacia todos lados, buscando a la persona responsable de ello, pero no había nadie alrededor. Supuso que quizás había sido Namjoon que había ido más temprano, y se arrodilló, poniendo su ramo junto al otro. Se quedó en silencio por un momento y entonces soltó un suspiro.

—No sabes cuánto te extraño —murmuró para sí mismo, sin poder evitar recordar el rostro sonriente de Tae. Aquello le partía el corazón.

No supo cuánto tiempo pasó mientras él estaba ahí, arrodillado, recordando aquellos tiempos en los que todo estaba bien.

—Te prometimos que te protegeríamos siempre y te fallamos. Lo lamento —susurró, sintiendo que se hacía un nudo en su garganta y que su mirada se tornaba borrosa —. Sé que hubieras preferido que nos mantuviéramos juntos, y también en eso te fallamos. Sé que me disculpo cada vez que vengo, pero en serio lo siento tanto. No sabes cuánto daría por tenerte conmigo de nuevo o de haber estado en tu lugar. No me he perdonado aún por ello y probablemente nunca lo haga.

No le importaba que quien pasara por ahí lo creyera un demente por hablarle a un muerto, él sólo se desahogaba porque no tenía otra manera de decir lo que sentía. No tenía a nadie a quien decirle todas esas cosas, y aunque se llevara bien con los demás miembros del clan, no se sentía con la suficiente confianza como para compartirlo.

Se limpió las lágrimas de sus ojos y entonces se levantó y comenzó a caminar hacia la salida sin decir nada más.

—¿A casa, señor? —le preguntó Mark, que se encontraba conduciendo su auto.

—Por favor —contestó.

El soldado asintió y comenzó a conducir hacia su destino. Desde que Jackson había fallecido, él había tomado su puesto, haciéndose cargo de la seguridad de la familia Jung. Era, quizás, el más capacitado para ello, ya que Jackson lo había entrenado bastante bien.

—¿No visitaste a Jackson? —le preguntó entonces Hoseok desde el asiento trasero.

—Sí, pero sólo fue un momento —le contestó.

Threesome (Taegiseok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora