Capítulo 15

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Las cosas parecieron pasar con lentitud; incluso el cuerpo de Tae tardó una eternidad en caer al suelo después de recibir la bala destinada para Hoseok. Todos los implicados abrieron mucho los ojos, sorprendidos y aterrados ante la escena, sin poder hacer nada ante lo sucedido. Incluso el señor Kim soltó el arma y retrocedió unos pasos, como si no pudiera creer lo que había sucedido.

Sin embargo, antes de que los chicos pudieran hacer algo, se escucharon tiroteos fuera de la casa y pronto comenzaron a entrar soldados de los Jeon a la escena, luchando con los yakuza, tanto a golpes como a disparos. Hubo una revuelta en cuestión de segundos, pero Hoseok sólo pudo acercarse a Tae y verificar el daño. El chico no había muerto, seguía vivo, pero se estaba desangrando y apenas estaba consciente y luchaba por estarlo.

—Tae... —murmuró Hoseok, dejando que algunas lágrimas cayeran en el rostro del otro, quien intentó sonreír, aunque apenas pudo hacerlo ya que le costaba.

—Ho... Hose... ok... —logró decir.

—Estoy aquí.

Todo lo demás a su alrededor pareció no importar, y ciertamente no lo hacía. Sólo eran personas peleándose, matándose, sufriendo, haciendo todo aquello tan innecesario que tanto identificaba a los humanos, que era pelear por nada, luchar por algo que al final no tenía ninguna importancia.

De un momento a otro, liberaron a los rehenes y Yoongi se arrastró hacia donde estaban ellos tres, como si tampoco le importara que estuvieran en medio de un tiroteo y entre una guerra. Nada de eso importaba, ya que Tae estaba muriendo.

—Taehyung —murmuró el pálido, llorando.

Hoseok posó un momento su mirada sobre él y de cerca se miraba peor. Su rostro estaba completamente inflamado por los golpes, incluso había sangre seca en sus labios y otras partes de su cara.

—Yoon... gi —murmuró entonces el moribundo, mirando al susodicho.

—Sigue luchando, por favor... no mueras —sollozó el pálido, acariciando su rostro.

—Te amo —susurró el chico, sonriendo tristemente ante la mirada de ambos de sus novios, sintiendo que su mirada se ponía borrosa poco a poco.

—No, no... Tae, por favor... no —siguió Yoongi.

Hoseok no podía decir nada, aunque su mirada lo decía todo. Jamás había sentido tanto dolor como aquello, jamás pensó pasar por algo como eso. Él debió haber muerto, no Tae, sólo él.

En ese momento escucharon que Namjoon se ponía en las escaleras junto a Jin y le quitaba la camisa, para después voltearlo hacia los otros.

—¡Aquí está lo que quieren! —gritó, llamando la atención de todos ahí dentro —. Éste es su heredero, es del linaje real de los líderes de la yakuza, de su clan.

Los japoneses parecieron identificar la marca que tenía Jin en su espalda, cerca de su hombro, y entonces hubo silencio, como si no supieran qué hacer. Mientras tanto, el susodicho estaba estupefacto, sin saber qué sucedía.

—Seokjin —lo nombró uno de los yakuza, y éste volteó a verlo, sorprendido de que supiera su nombre.

—Kim Seokjin —completó otro.

—¿Tenemos el mismo apellido? —murmuró Jin, con el ceño fruncido.

—Eso no importa ahora, te lo explicaré luego —le dijo el moreno en voz baja —. Díganle a su líder que le entregaremos a su hijo a cambio de que retire a sus hombres de nuestra ciudad. No queremos más problemas, y tengan por seguro que castigaremos duramente a aquellos que dañaron a su clan —dijo esto último dirigiéndole la mirada hacia su padre, quien se había ido a un rincón del gran salón, como para evitar cualquier tipo de altercado o daño dirigido hacia él.

Threesome (Taegiseok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora