Capítulo Final

995 128 36
                                    

Pasaron algunos días para que planearan todo lo necesario para el funeral de Taehyung y enterraran también el cuerpo del señor Park. Durante ese tiempo, ni Yoongi ni Hoseok habían podido dormir juntos ni se hablaban. El pálido se había ido por su lado y Hoseok rápidamente comprendió que necesitaba su tiempo para aceptar todo lo que había sucedido. Así que el día del funeral era la primera vez que se veían después de aquello.

No se sentaron juntos ni siquiera en la ceremonia y esperaron a que todo pasara, rodeado de los miembros secundarios del clan, algunos soldados de los Jeon, entre ellos Jungkook que estaba sentado junto con Jimin, que tampoco había parado de llorar, y de otros familiares de los Kim. El padre de Hoseok también estaba ahí, ya que había despertado días atrás y había podido salir del hospital, aunque aún le costaba un poco moverse con normalidad. Con el accidente se había lastimado la columna y eso lo había dejado un poco mal, pero ahí estaba.

Cuando llegó el momento de dar unas palabras para el fallecido, todos observaron a un Namjoon muy demacrado, que apenas parecía poder con su propia vida. Éste se puso frente a todos y comenzó a hablar.

—Taehyung tenía el cuerpo de un hombre pero la mentalidad de un niño. Para mí siempre fue mi pequeño hermano a quien debía proteger, aunque él tuviera sus propios guardianes. —Sonrió con tristeza, dirigiendo su mirada hacia Yoongi y luego hacia Hoseok —. A veces me siento responsable de todo lo que sucedió y me pregunto si cambiara algo de lo que elegí antes, él estaría vivo hoy. Tal vez sea demasiado duro conmigo mismo, tal vez no pueda dejar de pensar en las personas importantes que se fueron para nosotros ese día, pero sé que él tuvo una vida feliz, que estuvo rodeado de las personas que amó y al mismo tiempo estas personas lo aprovecharon todo lo posible, yo incluyéndome. Quizás a simple vista no éramos demasiado cercanos, cada uno procuraba ir por su lado, pero éramos hermanos y eso nada podía borrarlo. —Hizo una pausa, limpiando sus lágrimas con suavidad —. Quiero dar las gracias a todos los que vinieron hoy; estoy seguro de que él se alegraría tanto de verlos a todos aquí sólo por él, y probablemente me diría que dejara de llorar y sonreiría. Hoy, intentaré sonreír de nuevo por él, porque sé que es algo que Tae querría.

Una vez que terminó con su discurso, volvió a sentarse en su silla y entonces preguntaron si alguien quería decir unas últimas palabras, pero nadie hizo por levantarse. Antes habían hablado el señor Min y el señor Jung, pero nada más, como si nadie pudiera decir lo que verdaderamente sentía.

Así que la ceremonia terminó con aquel toque de amargura que parecía que todos ahí tenían y finalmente lo enterraron, y la lápida tenía su nombre. Era casi irreal verlo, con su fecha de nacimiento y la fecha de ese año.

Después, cuando el cura dio las últimas palabras, las personas se fueron dispersando y sólo quedaron dos ahí, quienes no se miraron, aunque al final levantaron sus miradas y éstas se encontraron.

—Luces bien —dijo Hoseok al final, rompiendo ese silencio, acercándose al pálido.

—Ojalá fuera cierto —murmuró éste, pero no evitó su mirada.

—Es cierto —le dijo Hoseok una vez que llegó frente a él.

Las marcas de sus rostros ya casi se desvanecían.

—Te extrañé —murmuró entonces el joven Jung y se acercó al otro para abrazarlo, quien le regresó el gesto con suavidad, quizás con más sentimiento del que debería.

—Me voy, Hoseok —susurró de repente, sin alejarse de él.

Sin embargo, el susodicho, al escucharlo, rápidamente se separó de él para mirarlo a los ojos, notando que ya los tenía llenos de lágrimas.

—¿A dónde? ¿Por qué?

—Con la muerte de Tae sentí un vacío enorme que no sentía hace tiempo. Creí que mi lugar era con ustedes porque me sentía feliz, lleno, satisfecho con lo que teníamos... pero ya no me siento así. —Hizo una pausa para limpiar sus ojos —. Quiero ir a buscar a mis verdaderos padres, encontrar mi lugar en este mundo de nuevo.

—No quiero perderte a ti también. No te vayas —pidió, con súplica en su voz, mientras unas amargas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

—Lo lamento, Hoseok, pero cada vez que te veo todo dentro de mí duele.

—Estás huyendo.

—Aunque sea así, ¿quién eres tú para cuestionarlo?

—Yo también perdí a Tae, todos aquí lo perdimos, pero nadie más que tú está huyendo.

—No sé por qué creí que lo entenderías —soltó el pálido, con la voz quebrada, dándose la vuelta para irse.

Al principio, Hoseok no fue detrás de él, no sólo porque no sabía qué hacer, sino porque se reprendía a sí mismo por sus palabras. Si dejaba ir a Yoongi de esa manera, quizás no podría recuperarlo de nuevo y lo perdería para siempre. No quería eso.

Así que comenzó a correr a su dirección antes de que saliera del cementerio e hizo que se volteara hacia él, besando sus labios. Algunas personas seguían ahí, pero eso no le importaba, ya nada lo hacía.

—Te esperaré, ¿de acuerdo? No importa cuánto tardes, estaré esperándote siempre —le prometió después de separarse de él, mirándolo a los ojos, con ambas de sus manos sujetando el rostro ajeno.

—Te amo —susurró el pálido, volviendo a abrazarlo con fuerza una última vez.

—También te amo.

Después de unos minutos de esa forma, por fin se separaron y entonces Yoongi se fue.

Threesome (Taegiseok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora