Capítulo 7

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Era ya el cuarto día desde que se habían mudado a aquella casa en el bosque de los Kim, y aún no habían mandado a criados. El señor Kim había dicho que hubo algunas complicaciones en cuanto a ello y que por eso no habían podido mandar a nadie todavía. Al parecer los jefes de cada familia habían estado ocupados reforzando la seguridad en todos sus negocios y no había demasiado tiempo para preocuparse por los herederos, quienes seguramente podrían sobrellevar el asunto completamente bien.

—¿Quién fue el hijo de puta que dejó sus zapatos en medio de las escaleras? —inquiría Yoongi con enojo, mientras entraba en la sala de estar, donde se encontraban los demás, a excepción de Jungkook que hacía la comida y Jin, quien lo estaba ayudando —. Fuiste tú, ¿verdad, lagartija rubia? —le preguntó a Jimin, que estaba jugando a las cartas con Namjoon y Tae en la mesa de centro de la sala, y Hoseok leía un libro acostado en un sofá.

—¿Y qué si fui yo? —cuestionó el susodicho, desdeñoso.

—Qué mala suerte que Jungkook esté en la cocina ahora mismo —murmuró Yoongi, comenzando a acercarse hacia el chico.

—¿Mala suerte por qué? Así puedo hacer lo que quiera, como golpearte y luego dejar que me mates —respondió, a la defensiva, como si esperara que el otro lo atacara.

Yoongi tan sólo se acercó, se inclinó hacia él y lo tomó de la ropa, alzándolo un poco, mientras ambos mantenían contacto visual.

—Estoy seguro de que le haría un favor al mundo si lo hiciera.

Dado que este tipo de pleitos no eran nuevos, nadie decía o hacía nada hasta que veían que usaban sus puños para pelear.

—Ahí van otra vez —murmuró Jungkook en la cocina al escuchar lo que sucedía en la otra habitación. Él estaba manipulando la sartén de los fideos con un cucharón.

Jin, quien picaba algunas verduras, rio ante la reacción del chico, como si no le importara demasiado que los otros dos se prometieran la muerte el uno al otro.

—¿Por qué esos dos se llevan tan mal? —preguntó entonces el prostituto, curioso.

—Al parecer juraron odiarse cuando se conocieron —contestó Jungkook —. Yo aún no los conocía cuando eso pasó, pero ellos se conocieron cuando Yoongi tenía siente años y Jiminie cinco.

—¿Qué fue lo que pasó? —siguió preguntando.

—No lo sé con precisión, pero por lo que me contaron, Jiminie hizo que castigaran a Yoongi por golpearlo, aunque no lo había hecho —contó —. La verdad, cuando lo supe, no me extrañó en lo absoluto, porque él suele ser bastante despreocupado con lo que le sucede a otras personas por su causa.

—Suena a una persona egoísta —soltó Jin sin pensar.

—No sé si sea la palabra correcta, pero si así fuera, creo que con la persona que es más egoísta es consigo mismo —le dijo Jungkook, mirándolo.

El otro lo pensó por un momento, y quizás tenía razón.

—¿Entonces él habla en serio cuando dice que quiere morirse? —murmuró Jin, más para sí mismo que para su compañero.

—Sí, totalmente.

—¿Siempre ha sido así? —le preguntó.

Ante su pregunta, Jungkook sonrió sin pensarlo.

—Hubo un tiempo en el que no lo hacía —dijo, mirando el sartén con los fideos, como si lo recordara.

Jin lo observó por un momento, seguro de que el chico de verdad estimaba al rubio, a pesar de que a veces lo insultara. Claro que no sabía su historia, pero incluso sin saber nada pudo suponer que más que quererlo, Jungkook realmente lo amaba sin importar nada, y no pudo haberse acercado más a la realidad.

Threesome (Taegiseok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora