Capitulo 3.

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Peeta POV.

-¿Y los agentes de la paz? –le pregunto en cuanto cruzamos la alambrada.

-No hay nadie a esta hora –contesta-. Supongo que es demasiado temprano, o están demasiado ebrios aun.

-¿De verdad es tan fácil salir?

-Si –contesta-. El problema es sobrevivir en el bosque. Creo que los agentes ya dejaron de cuidar la alambrada debido a que nadie tiene el valor de salir. Su trabajo sería inútil.

-Nadie excepto Katniss y tú.

-Hay otros también –dice-. No somos los únicos.

Me quedo en silencio durante un largo rato mientras nos adentramos en el bosque.

-¿Alguna vez pensaste en salir y nunca volver?

-Si –responde rápidamente-. Todos los días.

-¿Y qué te detiene?

-Mi familia –contesta-. No los dejaría, ni pensarlo. Así que tendrían que venir conmigo. Sobrevivir en el bosque sería muy sencillo, solo que necesito que mis hermanos crezcan un poco más para que sean una ayuda para mamá, y no una carga.

-Lo tienes bien planeado, ¿Cierto?

-No sabes por cuanto tiempo lo eh anhelado... -admite.

Vuelvo a quedarme en silencio.

Mas que no tener palabras, en realidad vengo concentrado en no tropezarme entre toda la hierba.

Minutos después llegamos ante un gran árbol y nos detenemos.

Hay un hoyo en el suelo, entre las raíces, y de ahí Gale saca un par de herramientas.

-Para conseguir la comida –me dice.

Me limito a asentir.

Bueno, pues supongo que puedo ayudarle a recolectar algunas raíces, así no me sentiría tan inútil.

Cuando pasó por mí a casa le dije que había echado el almuerzo en la mochila.

Traía un pan dulce, un poco de leche, jugo de naranja y emparedados de jamón.

Gale dijo que iríamos a su lugar favorito del bosque, ahí almorzaríamos.

Estaba ansioso por llegar, y fascinado por todo lo que mis ojos estaban viendo.

La última vez que estuve en un bosque no fue nada agradable, así que ahora puedo disfrutarlo.

-¿Cómo le haces para enredarte en todo lo que se cruza por tu camino? –inquiere.

Si, se dio cuenta.

-Supongo que es un don natural –intento bromear justo al tiempo que resbalo con una piedra llena de moho.

Casi puedo asegurar que viene sonriendo.

Pero era real lo que él decía; no entiendo cuál es mi fijación en enredarme en todo.

Soy de esas personas que apenas y ponga un pie en el bosque sin compañía, ya estaría muerto.

No se por cuánto tiempo caminamos, o hacia donde nos dirigimos; tampoco puedo ver el sol, pues los pinos son tan altos que aquí abajo no hay más que sombra. Así que no puedo guiarme. Me limito a confiar en Gale.

-Estamos por llegar –me dice.

Viene varios pasos por delante de mí, pues es mucho más rápido que yo, y menos descoordinado.

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