Peeta POV.
Cuando bajo por las escaleras me encuentro con la sorpresa de que hay alguien en mi sala.
Dos hombres con traje negro al parecer estaban esperándome.
-Peeta Mellark –dice uno de ellos.
-¿Si? –respondo, confundido.
Mi familia no está.
Y a ellos jamás los había visto en mi vida.
Las únicas personas con la libertad para entrar a nuestras casas provienen del Capitolio, y hoy inicia la gira de la Victoria, entonces estoy seguro que vienen de allá.
Pero no parecen estilistas, ni asesores de imagen; ni siquiera parecen amigables.
-Acompáñame –ordena uno de ellos.
Y no puedo hacer otra casa más que seguirlo sin preguntar.
No salimos de mi casa, como esperaba, sino que nos dirigimos al estudio.
El hombre me abre la puerta y me hace una seña para que entre.
-Gracias –le digo con amabilidad.
En cuanto cruzo la puerta estuve a punto de quedarme pasmado por la sorpresa, pero me obligo a actuar con naturalidad.
-Peeta Mellark –me saluda el hombre de cabello canoso que se sienta tras mi escritorio.
-Presidente Snow, que gusto tenerlo por aquí –le digo, lo más sincero que puedo.
-Vayamos al grano, joven Mellark. No tengo mucho tiempo, y quiero hacer un par de visitas más.
-Adelante –le digo.
Me indica que tome asiento frente a él.
No sé qué está pasando, pero estoy seguro que esto no es parte de la Gira.
-Verás, Peeta, la gente en el Capitolio está enamorada de su relación –comienza, mirándome directamente a los ojos-. Pero lamentablemente no es lo mismo para alguno de los Distritos.
El Presidente Snow es el tipo de personas a los que les debes prestar suma atención, pues sus palabras vienen siempre vestidas con doble sentido.
-La única manera de tranquilizarlos es dejarles en claro que su historia de amor es real. Y solo quiero asegurarme de que lo hagan cumplir.
-Nos encargaremos de eso –aseguro.
-Sí, bueno, sentía la necesidad de venir a aclararlo, porque parece que ambos... han estado distrayéndose.
En ese momento enciende una de las pantallas holográficas que había traído consigo.
Y me muestra una imagen que me deja paralizado.
Estamos Gale y yo besándonos.
Recuerdo ese día a la perfección.
Veníamos de regreso a la Aldea, y estaba tan oscuro y solitario que decidimos besarnos rápidamente.
Fue la primera vez que lo hicimos fuera de mi casa, o fuera del bosque.
Y había sido la única.
-Fue un desliz –digo por fin.
-Parece que nuestros dos amantes favoritos han tenido el mismo... desliz.
Y la imagen cambia.
Aunque en realidad solo fue una persona la que cambio.
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Sparks
RomanceLos Juegos los han cambiado a todos; su victoria trajo consigo felicidad, preocupación, esperanza, distanciamiento y rebelión. Pero trajo también algo más, algo que solo Gale y Peeta podrán descubrir.