Capitulo 11

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Peeta POV.

Un par de manos sobre mi hombro derecho me despiertan.

-¿Qué pasó? –Es lo primero que sale de mi boca-. ¿Está bien? ¿Pasó algo?

-Está todo bien –dice Haymitch-. Está dormido. Katniss también. Y Prim. Y al parecer tú también. Puedes ir a tu casa a descansar. Todo está bien.

-Estoy bien –aseguro-. Puedo quedarme. Quizá necesiten ayuda.

-Todo está bien, Peeta. Katniss está tranquila. No te preocupes.

Si, bueno, no estoy aquí por Katniss.

-Yo me iré a casa –dice-. Dormiré un poco. Deberías hacer lo mismo. Anda, démosle un poco de privacidad a las chicas.

Asiento, y termino aceptando forzadamente.

Haymitch tenía razón.

Esta era casa de Katniss. En donde vivía ella, Prim y su madre.

No podemos invadir su hogar.

Y aunque me muera por estar con Gale, esta vez ellas son más útiles. Podrán ayudarlo mucho mejor que yo.

Así que salgo junto a Haymitch.

No sé qué hora es, pero estoy muy cansado, y tengo mucho sueño.

Cuando llego a casa apenas tengo las fuerzas para llegar a mi cama.

Caigo dormido rápidamente, sin siquiera quitarme la ropa.

Había pasado dos semanas sin poder dormir, apenas estaba resintiendo el cansancio, y el estrés emocional de hoy me agotó las baterías.

Pero en cuanto despierto, lo primero que hago es arreglarme para ir a casa de Katniss.

Hay luz solar, aunque el cielo sigue nublado.

Gale sigue dormido sobre la mesa de la cocina, y Katniss sentada en una silla junto a él, recargada sobre la mesa, dormida.

-Oye –la llamo suavemente.

Ella despierta y voltea para mirarme.

Se ve cansada.

-Puedes ir a descansar –le digo-. Yo puedo quedarme aquí un rato.

Ella asiente, revisa la comprensa, y se pone de pie.

-Buscaré más nieve –dice antes de salir de la casa.

Me quedo de pie, mirando a Gale.

Está profundamente dormido, boca abajo, con la tela blanca cubriendo su espalda.

Supongo que esto era lo que Snow quería.

Supongo que ahora ya está feliz.

Solo espero... nos deje tranquilos de ahora en adelante.

Katniss regresa unos minutos después, con un tazón en su mano lleno de nieve.

Lo pone sobre la mesa y se sujeta al extremo de esta.

-Ve a dormir –le digo-. Aquí estaré yo.

Evalúa la opción por un largo minuto.

Está cansada.

Ella pasó por lo mismo que yo durante toda la gira, quizá incluso la pasó peor.

Termina aceptando.

-Prim y mi madre fueron a buscar medicamentos –dice-. Despiértame cuando regresen.

Asiento y comienzo a expandir la nieve sobre la compresa que Gale tiene en la espalda mientras escucho como Katniss sube las escaleras en dirección a su habitación.

Cuando termino de poner la nieve me siento en la silla.

Nunca había visto a Gale tan tranquilo e indefenso.

Siento como mis ojos comienzan a humedecerse, pero me obligo a ser fuerte.

Él lo está siendo. Yo puedo también.

Coloco mi mano sobre su brazo desnudo, cuidadosamente.

Me arrepiento al instante, pues los ojos de Gale se abren lentamente.

-Peeta –masculla, y esboza una ligera sonrisa.

-No quise despertarte –susurro.

-Estoy bien –dice-. Ve a descansar.

-Voy llegando. Me quedaré aquí contigo.

Sonríe nuevamente y cierra los ojos.

-¿Dónde están todos? –inquiere por lo bajo.

-Haymitch en su casa, Prim y la señora Everdeen fueron a buscar medicamentos, y Katniss acaba de irse a dormir.

Gale asiente.

-Le dije a mi madre que se fuera a casa –me dice-. Mis hermanos tienen que ir a la escuela, y ella trabajar. Lo necesitaremos.

-No te preocupes por eso.

-Lo sé –dice, y sus labios se curvean en una ligera sonrisa-. ¿Puedes echarles un ojo por mí estos días?

-Te lo prometo.

Asiente y poco a poco su respiración se va acompasando nuevamente, hasta caer en la inconciencia.

Me quedo mirándolo. Gale siempre tiene una expresión dura, incluso cuando está feliz.

Pero ahora está tan sumido en la inconciencia que su rostro se ve angelical, que parece un chico joven de verdad.

Sus labios son carnosos, y sus cejas pobladas.

Sus mejillas tienen matices rosados, lo que es poco común en pieles aceitunadas como la suya.

No puedo resistirme más, así que junto nuestros labios lentamente.

Gale está inconsciente, pero espero que pueda sentir que estoy aquí.

Que estoy con él.

Y que estaré aquí siempre que me necesite.

SparksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora