Capitulo 5.

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Peeta POV.

Abro la puerta sin antes haber tocado, como siempre.

La casa está a oscuras, pero me sorprende que no tenga el aroma rancio de siempre.

-¿Haymitch? –pregunto en cuanto entro a la sala.

Él está sentado en uno de los sofás, e increíblemente no está ebrio.

-Estoy consiente –se queja este-. Lamentablemente hoy estoy consiente.

Tenía la costumbre de venir a verlo cada cierto tiempo.

Todas las veces lo encontraba ahogado en alcohol, así que lo ayudaba a darse un baño, le llevaba comida y trataba de hacer que se sintiera mejor con un poco de medicamento.

Así que encontrarlo sobrio era una sorpresa para ambos.

Pero esta vez venía a pedirle ayuda, así que lo necesitaba consiente.

-Tengo que hablar contigo –le digo mientras me siento en el sofá junto a él, después de entregarle la bandeja con comida que le había traído.

-Te escucho –dice este, enderezándose.

-Creo que me gusta alguien –suelto rápidamente.

-¿Crees que te gusta alguien? O sea... alguien ¿Cómo... Katniss?

Niego con la cabeza.

-No. Alguien más.

Su expresión cambia al instante.

-No me importa –dice secamente.

-Yo solo...

-No me importa, Peeta –me interrumpe-. No me importa si te gusta alguien... o si crees que te gusta alguien. No me importa. Y no me importa porque tienes que deshacerte de eso ahora mismo.

-Haymitch yo...

-No. No Peeta. No hay forma, no hay manera. La gira está por comenzar; la razón por la que estoy sobrio es porque hoy recibiría una llamada del Capitolio con todos los detalles sobre la gira. Así que en lugar de estar pensando estupideces, concéntrate en eso.

-Pero yo no estoy diciendo nada en contra de la gira –replico-. Solo quiero decirte... que me gusta alguien. Que... que quizá podamos encontrar la forma de llevar... esto. De realizar la gira sin toda la historia de...

-¿De los trágicos amantes del Distrito 12? –me interrumpe-. No hay manera –repite, molesto-. Les vendí esa historia. Y me la compraron. Esa es la razón por la que sigues vivo. ¿Quieres terminar la historia de amor? Excelente. Entonces también terminaras con tu vida. La de Katniss. Y la de sus familias.

Haymitch está tan enojado que sus ojos se han tornado brillosos.

-Yo no quiero eso –replico.

-Pues lo siento por ti, Peeta. Pero no hay manera de acabar esta historia de amor. De hecho, tienen que intensificarla. O los mataran. Nos mataran a todos.

Resoplo.

Haymitch tiene razón.

Y es algo que yo ya sabía.

Yo sabía lo que esto significaba desde un principio.

Solo que no contaba con este cambio en los acontecimientos.

-Termina tu fantasía con esa chica –continua Haymitch-. La única persona que te puede gustar es Katniss. Y de hecho, cuento contigo para que su relación sea más creíble. Hay rumores en los distritos... así que si ustedes no convencen a cada rincón de que están enamorados, lo siguiente que sabrán es que sus familias han muerto. Y después irán por ustedes. Por nosotros. Así que termina cualquier cosa que hayas comenzado con esa chica.

No es una chica, Haymitch.

No es una chica.

Eso es lo más complicado de todo.

-No quería que esto pasara –me quejo-. Simplemente pasó.

La frustración se apodera de mí.

-Lo sé –dice el, un poco más calmado-. Pero no somos ganadores, Peeta. No podemos darnos el lujo de hacer con nuestra vida lo que nos plazca. Como nos prometieron ellos. Ninguno de nosotros ganó. Nadie gana. Solo el capitolio.

Escondo mi rostro entre mis manos.

Yo sabía cuál sería la respuesta de Haymitch.

Yo sabía lo que el diría.

Pero simplemente tenía la esperanza de que las cosas fuesen diferentes.

-¿Quieres un trago? –me pregunta Haymitch.

Instantáneamente elevo la mirada.

Viene hacia mí, con un vaso de cristal y una botella en su mano derecha.

-Si –acepto rápidamente.

Me entrega un vaso y me sirve tanto alcohol como le cabe.

Él se sirve la misma cantidad y se lo toma de un solo trago.

Así que lo imito.

Error.

Es la peor cosa que he hecho en mi vida.

Me arde la garganta, como si hubiese tomado un vaso de agua hirviendo.

Tardo un par de segundos en recuperar mi garganta.

-Y cuéntame. ¿Cómo pasó eso? –dice él mientras se recuesta en el sofá.

Simplemente me encojo de hombros y extiendo mi mano para que Haymitch me sirva un poco más de alcohol.

-Hay una botella ahí –me dice, señalando la mesa junto al sofá.

Lleno de líquido el vaso, al tope. Pero esta vez doy pequeños sorbos.

El sabor es horrible, pero la sensación que deja después resulta ser agradable.

-No lo sé –admito-. Te juro que mi intención era tener una amistad. Porque... bueno, ya sabes como soy. Quiero ser amigo de todos –me encojo de hombros y doy otro sorbo al alcohol-. Pero las cosas... no sé, no sé cómo sucedió. O en que momento.

-Entonces... ¿Todo lo de Katniss no fue real?

-Fue real –admito-. Fue real. Es solo que... en mi interior sabía que solo era de mi parte. Jamás será reciproco. Supongo que es eso.

Haymitch suelta una risotada.

Al principio me desconcierta, pero después... simplemente se me contagia.

Y me empiezo a reír.

A reír con fuerza.

Debo ser la persona con peor suerte del mundo.

Supongo que así de fuerte se ríe el destino de mi situación.

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