Querido silencio:
Esta noche fría, húmeda y a la vez seca, oculto en las sombras del corto espacio de habitación formado protección a la luminaria luz que merodea por las calles, fuera de alcance por las cortinas opacando cualquier destello o frágil luminosidad.
Estoy sentado en el escritorio, con apoyo fuerte de mi vista para alcanzar a percibir la blanca hoja y la puntilla de una pluma negra, tinta medio usada en miles de escritos, con emociones variadas, poco llamativas por curvas en letras impidiendo el entendimiento, manejando solo la discordia entre el lector y escritor. Rechazado por no solo uno, si no más seres de vida que ha conocido.
Mi miopía no ayuda en nada, y la letra peor se expresa, un laberinto, peor que eso, se forma entre las hojas, entre cada deslizamiento, se convierte en un jeroglífico.
Pero hoy, quiero escribirte, hoy tengo una necesidad, hoy un deseo se presenta y es una obligación hacerlo.
Me cuesta respirar, me siento cansado y fatigado. Ya he dejado un poco lo frustrado. Pero me inquieta el modo en el que tiemblo, cabeceó, y mis líneas más fuera de lo geométricas se están plasmando.
Pero no quiero dormir hasta la carta haber acabado, satisfacer al destinatario, no quedar a deber nada más de lo que ya tengo cargando, por qué se que mi columna se ha quebrado, por toneladas de peso acumulado, apesar de solo ser pocos años.
Miro la ventana incrédulo de qué pasara algo, pararme de mi asiento, caminar algo tambaleándo, recorrer el cortinero y apreciar lo bueno que me ha rodeado. Pero mis piernas no hacen caso al llamado, acogido entre el cansancio y frío sillón alcochonado.
Prosigo con ojos rojos, ojos que piden descanso, he mirado a través del ocaso, me he convertido en víctima del cruel relato, donde miles ríen y al mismo tiempo caen en llanto. Ser rico y millonario, es grandioso pero acabas en malos pasos, torturando la felicidad de los más desafortunados. Ciego invidente, que puede estar enfermo y actuar demasiado. Donde el credo y fe son blasfemias por los líderes que las profesan. La política se vuelve una siesta, mientras los perros piden miseria, por qué no alcanza a estar en la mesa, donde es preparada para la gente "perfecta".
Soy un peón más de este juego de ajedrez mundial, acabaré bien o mal, no importa por qué eres un utensilio más, tu vida vale igual, o menos que un animal.
Somos caníbales, devorandonos entre seres que "conviven", sobrevivientes de estos juegos del hambre, donde si caes, no hay quien que te levante. Morir en el suelo, esperando ser llevado al cielo, invención o creación de nuestros sueños.
Reconozco que no he sido un buen samaritano, que un destino poco favorable me ha tocado, por lo que hoy padezco de un cáncer, un órgano muerto, no hay nada por hacer, que esperar ser una materia desuelta, en los sin fines del universo.
La cura fue la misma que me están matando, ¿Será acaso que alavia el dolor, con el fin eterno?. No lo sé, lo quiero saber, pero entre más gira el reloj, más se acaba el tiempo, buscar soluciones no es lo correcto, solo en mi sofá espero.
Remarcó un poco los instantes, que llegue a ser relevantes, no lo olvides, este no será mi último mensaje.
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Carta Para El Silencio
Kısa HikayeEscrito en la oscuridad de una habitación, frío y falto de fe, para platicar al profundo silencio.