XIX

5.3K 275 26
                                    

Hermione.

El médico volvió a palpar mi abdomen, y yo suspiré. Era la decimoctava vez que lo hacía.

- El bebé debería estar en perfectas condiciones. - Nos comunicó. - Pero para estar seguros, le haremos a la señorita una ecografía, ¿Bien?

- Lo más pronto posible. - Draco no despegó sus ojos de mí en toda la consulta, y tampoco movió ningún músculo.

- Creo que eso es todo, señorita. - El doctor, quien debo decir lucía mucho más agradable que al que le había roto una lámpara en la cabeza, se levantó de mi lado en la cama, y me sonrió alentadoramente. La tensión en el ambiente era palpable, y Draco no hacía nada para ayudar. - Aquí tiene la pomada para los golpes, y pues... ¿Nos veremos mañana en mi consulta? - Preguntó, ahora girándose hacia Draco.

Me enfadó que para cualquier decisión que me concernía a mí, se girase a preguntarle a Draco. Cielos, ni que fuera mi padre.

- Estaremos allí. - Le comunicó fríamente, y el doctor asintió. Parecía acostumbrado a la estúpida actitud furiosa de Draco.

- Bien, adiós, señorita. Señor Malfoy. - El doctor inclinó la cabeza y se marchó junto con el guardaespaldas, dejándome a solas con el Señor Cabreo.

Volví mi vista a Draco.

Estaba sentado en el sillón en una esquina de la habitación, con ambos brazos apoyados en los posa brazos y las piernas separadas. Me mirada imperturbable.

- ¿Sabes? Justo ahora tienes un parecido increíble con El Padrino. - Comenté, intentando aligerar el ambiente.

No picó.

Siguió observándome, fijo, sin siquiera moverse.

Bajé mi mano a mi regazo, y comencé a juguetear con las sábanas que me cubrían las piernas.

- ¿Piensas quedarte mudo para siempre o empezarás a hablar en algún momento? - Pregunté, ya casi rayando la histeria. - Cielos, ahora hasta prefiero que me grites. - Murmuré, frustrada, sin levantar la mirada.

- Estoy intentando entender qué te llevó a actuar de una manera tan estúpida. - Respondió luego de unos minutos, y levanté la cabeza hacia él.

¿A qué se referiría?

¿Al embarazo? ¿A haberle ocultado el embarazo? ¿O a mi desastroso paseíto?

- Oh, bien, parece que los ratones no te comieron la lengua, finalmente. Qué felicidad.

- No juegues conmigo, Hermione. - Su voz me produjo escalofríos, y me arrepentí de haber intentado bromear. Volví a desviar la mirada.

Este Draco, el Draco mafioso, distante y frío, me daba miedo.

Rayos, le tenía pánico.

- Lo siento. - Susurré, volviendo a fijar la mirada en mi regazo.

Soltó una carcajada que me heló la sangre.

- ¿Qué sientes exactamente, Hermione? ¿Eh? Vamos, dímelo. - Levanté la mirada con precaución. Draco se había inclinado hacia adelante, apoyando los codos en sus rodillas. Clavaba sus ojos en mí como dagas. - ¡Dímelo!

Me estremecí, pero finalmente una oleada de rabia creció en mi interior.

- Siento muchas cosas, de la misma forma en la que tú deberías sentirlas. - Draco alzó una ceja, luciendo levemente sorprendido.

Oh, bien, nadie nunca lo desafiaba y aquí venía yo, a joderlo cuando estaba furioso.

- ¿Qué debería sentir, exactamente? - Preguntó con una voz que hasta podría pasar por tranquila, pero que destilaba enfado.

Suya-Dramione Donde viven las historias. Descúbrelo ahora