Hermione
- ¿Draco? - Sentado frente a mí, Draco levantó la vista de su plato y me miró expectante. - Necesito hacer unas llamadas telefónicas. Quería saber si podía hacerlas con eso que me diste.
- ¿Te refieres al teléfono celular?
- Aja.
- ¿A quién llamarás? - Suspiré con impaciencia, mientras lo veía llevarse la copa de vino a los labios.
- A mi padre, Ginny y Harry.
- ¿Harry?
- Es un amigo.
Tragué cuando su mirada se volvió a levantar, y me miró, gélida.
- ¿Amigo?
- Sí.
- ¿Desde cuándo?
- Desde siempre.
Levantó una ceja.
- ¿Y por qué nunca supe nada de él?
Bufé, pero Draco ni se inmutó, y siguió mirándome con aquella mirada glaciar.
- ¿Y ti que te importa?
Levantó una ceja, desafiante, y por unos segundos divisé a ese Draco. No al Draco juguetón, sexy y divertido que era conmigo. Sino al Draco distante, autoritario y frío. Al Draco mafioso.
- Dímelo.
- Es un amigo, ya te lo dije. Vive en el pueblo en que nací, pero vino a visitarme unas semanas. - Me encogí de hombros. - Debe estar preocupado por mí, ¿sabes?
- ¿Te acostaste con él?
- ¿¡Qué!? - Oh, bien, esto era demasiado.
- Que si tuviste sexo con él.
- ¡No! - Dejé caer los cubiertos sobre la mesa, enfadada. - ¡Diablos, no! Quiero decir... ¿Harry? Ugh.
Hice una mueca, y él por fin pareció entenderlo, porque una lenta y pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
Ah, él siempre tan voluble.
- Harás las llamadas, pero ya sabes que no puedes hablar de más.
- Oh, sí, lo sé. Ser secuestrada y mentirle a mi padre sobre ello es algo de todos los días. - Comenté sarcástica, dejándome caer sobre la silla.
Que a él se le haya pasado el mal humor no significaba que se me hubiera pasado a mí también.
- Estás enfadada.
- ¿De verdad?
- Hermione...
- ¿Sabes? Tú no eres el único con el derecho a ser sarcástico, Draco. - Comenté, mientras me levantaba de la mesa torpemente. - No tengo más apetito.
Caminé hacia dentro de la casa, sin saber exactamente a dónde ir.
Sentí sus pasos detrás de mí.
- Aquí. - Murmuró, apoyando una de su mano en mi baja espalda y guiándome por la mansión.
A pesar de mis esfuerzos por ser indiferente, su mano me provocó deliciosos espasmos por toda la columna, y suspiré. También había extrañado eso.
Oh, sí. Hacer el amor con Draco Malfoy no era algo de lo que uno se olvidara fácilmente.
- Entra. - Ordenó, cortando la línea de mis pensamientos.
Sonrojada, ingresé en la sala de estar a la que Draco me había llevado.
Estiró hacia mí un teléfono.
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Suya-Dramione
FanfictionÉl era un mafioso. Ella, una simple universitaria. Lo último que esperó Hermione al ser secuestrada, era terminar en las manos de un hombre como Draco Malfoy. Terriblemente poderoso, posesivo y seductor. Draco no sabía por qué la había aceptado como...