CAPÍTULO 7. RUEDA DE LA FORTUNA

692 56 10
                                    


– ¡Darien! —exclamé con sorpresa mezclada con un sentimiento de tristeza.

Su voz esta vez hacía que un sentimiento extraño me albergara. Era mi realidad que después de darme un respiro volvía por mí para reclamar mi vida como estaba ya decidido, y aunque me resistiera seguramente perdería.

— ¿Cómo estás? Hace mucho que no sé de ti, parece como si te quisieras olvidar de mi existencia —de manera muy sarcástica comentó —.

— ¡No! De ninguna manera Darien, jamás me olvidaría de ti.

— Bien... Creo que te he abandonado mucho. Iré a verte pronto. Pediré algunos días.

— ¡No! —de manera muy abrupta mi respuesta salió de mí, sin siquiera pensarla, y cuando reaccioné era demasiado tarde—.

— ¿No quieres acaso que vaya?

— No, no es eso. No quiero que interrumpas tus estudios por mí, es todo.

— Descuida Serena, creo que hay cosas que tienen prioridad en mi —respondió de una manera sería y un tanto áspera. Pero bueno, debo dejarte, debo terminar un ensayo. Cuídate mucho.

— Está bien, Darien. Esfuérzate mucho.

— Hasta pronto mi bella Serena.

— Hasta pronto... —colgué.

Claramente sentí como una montaña caía sobre mí. Claramente Darien sabía algo, nunca lo había escuchado así. Me sentí la peor persona del mundo, ¿Será acaso que me estaba engañando a mí misma?, hasta hace unos días sabía que haría, pero ahora me siento tan confundida. Amaba a Darien, pero también amaba a Seiya. Como lo explicaría si ni siquiera me lo puedo explicar yo. Debo cumplir con lo que todos esperan de mí o debo seguir lo que mi corazón dicta.

— ¡Bombón! ¿Estás bien? — gritándome desde abajo en el recibidor de mi casa.

La dulce voz de Seiya regreso a mi corazón un poco de tranquilidad, inexplicablemente hacia que mi alma encontrara un poco de paz.

— ¡Siii! Esto bien. ¡Ya voy!

Intentando seguir con mi pensamiento inicial terminé de arreglarme. Decidí contarle nada a él, no tenía caso. Es mejor intentar ser feliz el tiempo que aún nos quedará, porque a decir verdad yo deseaba quedarme en su vida, pero sé que eso posiblemente no podría ser. Salí con la mejor sonrisa y lo más bonita que pude para verlo.

Su rostro se llenaba de una visible alegría al verme, el amor que sentía por mí me lo transmitía con su hermosa mirada. Lo que adoraba de él era que yo le era suficiente, yo Serena Tsukino, no Sailor Moon, no Princesa Serenity. Él me amaba en la forma simple y natural de verme, con él no era un futuro, con él era un presente para vivir y para amar. Posiblemente nadie entendería lo que siento porque siempre a mi alrededor todos esperaban un futuro que yo tenía que cargar, pero silenciosamente ya me había cansado. Mi valentía iba y tenía, pero realmente no sabía que era lo que tenía que hacer.

— ¡Bombón! Hoy te ves excepcionalmente hermosa.

— Gracias... —sonrojándome.

— ¿Estas lista para salir? Hoy quiero que sea un día muy especial.

La dulzura con la que me hablaba hacía que me sintiera tan mal y tan culpable, porque hasta hace unos minutos hablaba con Darien. Así que solo pude sonreír para él. Nos dispusimos a salir mientras nos despedíamos de mamá, que por cierto parecía tener una simpatía muy especial por Seiya, no se si más de la que sentía por Darien.

SerenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora