CAPÍTULO 9. PASTELES

721 52 16
                                    

Seiya apareció desde la obscuridad de la calle, lo vi, su rostro era iluminado por las estrellas que en el cielo desprendían una luz intensa, su cabello negro brillaba, junto con su cuerpo que se podía ver en una posición protectora, justo como su mirada se dirigía a Darien que en ese momento me soltó.

Tal fue la situación que pude ver como la mirada llena de enojo de Darien poco a poco se tranquilizaba, hasta llegar a la mirada apacible y tranquila que lo caracterizaba.

— Discúlpame Serena. No sé qué me sucedió —apenado y con una voz avergonzada se dirigió a mí—.

En ese instante no supe que decir, Seiya mientras tanto, se acercó a nosotros tratando de reconocer la situación y saber que me encontraba a salvo. Yo me hice uno pasos hacia atrás para dar espacio a Darien y tratar de entender lo que sucedía.

— ¿Te encuentras bien Serena? —preguntó preocupado Seiya con la mirada solo en mí—.

— Sí, no te preocupes estoy bien Seiya.

— ¡Seiya! Veo que estas aquí. —dijo Darien con una mirada sarcástica y retadora.

— Así es Darien, ¿No te parece curioso?

— ¿Curioso dices?

— Así es, por que al parecer de los dos, soy el único que sigue cumpliendo su promesa —con una sonrisa irónica—. Aun del principal actor —continúo—.

— Es cierto, muy muy cierto Seiya, agradezco que lo hagas aún y cuando nadie te haya pedido.

— Pues tú nunca lo hubiera hecho, lo sé bien, siendo que siempre te la pasas lejos, todos entendemos tus prioridades.

— ¡Vaya si bien dicen! Cuando el cazador se marcha los lobos aprovechan para bajar.

— Eso no pasaría si quien debe estar, estuviera ¿no lo crees así?

— ¡Basta ya! ¡Por favor paren! —grité, ambos quedaron en silencio.

— Bombón discúlpame por favor, no era mi intención. Creo que es mejor que me marche.

Seiya se acercó a mí para despedirse, se aproximó a mi rostro y sus labios se posaron en mi mejilla, susurrando a la vez "todo estará bien", el sonido de su voz recorrió mi cuerpo, dándome una confianza en mí misma que por un instante había perdido. De pronto esa dulzura y calidez con la que él me había hablado se convirtió en fiereza cuando sus ojos se dirigieron a Darien.

— ¡Darien! Si llegas a intentar lastimar a Serena, te juro que te las veras conmigo.

— No te preocupes eso nunca pasará —seriamente Darien respondió.

Seiya subió a su coche negro que permanecía estacionado cerca de casa, y se fue. Darien y yo quedamos solos, era tarde ya y la noche con sus estrellas nos iluminaban tratando de que nuestros rostros se alcanzaran a ver con claridad.

— Darien, es tarde, ya debo de ir a casa.

— Serena... por favor perdóname, no sé qué me sucedió, creo que al saber que te pierdo hizo que no pensara, por favor perdóname —tomando mi mano y acercándose a mí.

— Darien, nunca te había visto así y la verdad... —mi llanto no me dejó terminar la oración y fue cuando Darien me abrazó.

— Serena, sé que muchas cosas han cambiado, sé que ya no somos los mismos, pero debes entender que yo quiero que el futuro que conocemos se cumpla, y en él, tu estas a mi lado.

— Darien... yo...

— No digas nada, ya lo sé... Anda ve a dormir, que es tarde. —soltándome y dándome un beso en la frente se despidió y se fue.

SerenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora