13. ¿Y Ahora?

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—¿Ashton?

—Sé que me tardé mucho en confesártelo, pero.. No sé.

—Esto, ¿esto es en serio?

—Nunca te mentiría y lo sabes. Simplemente esperé tanto tiempo para poder tener mis sentimientos claros. -pausó para sacar nerviosamente una arrugada hoja de papel de uno de los bolsillos de su pantalón. —Mira, hice una lista. -dijo no muy seguro de sus palabras. —¿Puedo leertela? -la miró a los ojos y ella asintió.

—Bueno. -rió levemente. —No es en sí una lista, es una nota... O una carta, no lo sé. Pero aquí va. -se aclaró la garganta. —He mirado muchos programas de televisión en donde el chico se enamora de su mejor amiga o viceversa. Me he dado cuenta que siempre ocultan sus sentimientos por temor a arruinar su amistad.

No quiero ser un cliché como ellos, entonces, hace unos meses, decidí quitarme ese miedo de encima, y lo logré, pero el miedo número dos no ha salido nunca.

Tal vez te ha pasado que te gusta alguien, pero tienes miedo al rechazo. A que ésa persona no sienta lo mismo por ti, y duele.

Pero duele el triple cuando juntas el miedo número uno con el miedo número dos. Entonces tomas como resultado:

¿Y si me rechazas y con ello arruinamos nuestra amistad?

No estaría dispuesto a dejar de tener tu compañía todas las tardes.

No quiero imaginarme un solo segundo sin tí.

Y no está en mis planes dejar de admirar tu sonrisa aunque sea a escondidas.

No se si con todo ésto queda claro que no solo me gustas, si no que estoy enamorado de ti.

Y estoy conciente de que eres la chica más hermosa del mundo, así que seguramente no soy el único baboso que piensa de esa manera en ti.

No quiero desperdiciar más mi tiempo y estoy arriesgandome a que no vuelvas a dirigirme la palabra. Y lo entenderé si es así.

Gracie se quedó totalmente sin palabras, había sido demasiado tierno viniendo de Ashton Irwin.

El chico dobló torpemente el papel y jugo con el entre sus manos. El discurso parecía haber llegado a su fin. Hola silencio, hola incomodidad.

—No sé si es una buena redactación, pero hice lo que pude. -sonrió de lado dejando lucir en él los bellos hoyuelos que se le formaban en las mejillas. —De verdad no espero respuestas. Solo quería que lo supieras, nada más... Me han faltado muchas cosas por escribir pero no quiero sonar tan cursi...

—Está bien. -intentó sonreir. ¿Por qué tenía que pasarle esto a ella? Digamos, Ashton es un chico maravilloso como amigo, y seguramente como novio también. Atractivo, cariñoso, detallista, simple y sencillo, amable, responsable y con ella; muy protector. Sin contar el sin fin de cualidades que se le estaban pasando, entonces, ¿cómo era posible no enamorarse de él? Gracie se sentía estúpida y se odiaba a si misma por no poder corresponderle.

—Estuvo muy lindo, solo... Necesito que me des tiempo para procesarlo, ¿bien? -se acercó y lo abrazó detenidamente. Segundos después se fué directamente a casa.

(...)

—¿Te dijo todo eso?

—Sí, Mike. -le respondió. —Oigan... ustedes son chicos. -Cal haló ligeramente de su pantalón y fingió observar dentro.

—Oh si. Toda mi vida creí ser mujer pero ya he visto que tengo un pene. -Mike rió ante el comentario de su amigo.

—Ya, tarado. ¡Denme consejos de chicos!

—Mira, Gracie. Yo solo diré que un chico necesita demasiados pantalones para decir todo eso. -habló Michael.

—¿Entonces que debo hacer? -Calum alzó la mano. —¿Qué?

—Búsca alguna amiga mujer que te aconseje. Nosotros somos una peste. -los tres rieron.

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