2. Salir por Nueva York.

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Ashton la trajo a su casa, después de ir a la tienda de discos y se marchó, tenía cosas que hacer con su madre.

Gracie se había quedado sola, pues sus padres acudieron a un festival en el colegio de su pequeña hermana Penny, seguido de eso irían a quedarse en casa de la tía Rachel, que estaba a dos horas de ahí, y no regresarían hasta la próxima semana.

Su tardenoche, se basó en películas y más películas, hasta que el sueño la venció.

Al siguiente día amaneció en su cama con el televisor encendido y el control de éste encima suyo.

Despertó a eso de las diez de la mañana y sin planes de algo por hacer durante el resto del día.

Ultimamente el tiempo pasaba muy lento y cada hora significaba sesenta minutos más de aburrimiento.

Si lo pensaba bien, estas vacaciones estaban resultando exactamente iguales a las anteriores. Nada divertidas, nada emocionantes, nada fuera de lo común.

Se dió la idea de salir por ahí. Vivir en Nueva York tenía sus ventajas, no había nada básico y genial que no pudieras encontrar en la gran manzana.

Una vez que estuvo lista se encaminó sin saber específicamente a donde iba.

Solía hacer esto de vez en cuando; caminar y detenerse en el primer lugar donde la comida fuese buena o encontrara alguna cosa que quisiera comprar.

La mayoría del tiempo las calles estaban siempre abarrotadas de gente y hoy no era la excepción. Ella caminaba y el treinta por ciento de las personas que pasaban a su lado parecían preocupadas y apresuradas por llegar rápidamente a alguna junta de negocios.

No escuchaba mucho de lo que sucedía alrededor, esta vez no había olvidado sus audífonos y Simple Plan era la única presencia en su cabeza.

Seguía observando el ambiente mientras cruzaba la calle para salir de entre la multitud de hombres y mujeres acompañados de sus trajes y portafolios.

Veinte minutos pasaron, y ella solo andaba ahí, perdida en su propio mundo, entonces se detuvo en aquel lugar al que solo había asistido un par de veces con Ashton.

Ellos lo llamaban simplemente boliche o los bolos, aunque ahí había de todo, cualquier clase de juego para entretener desde niños pequeños hasta adultos.

Entró en la primera planta, donde se encontraba la sección infantil y al cruzar la puerta se sacó los auriculares dejándolos colgar por su cuello.

No tenía muchas ganas de jugar, en realidad planeaba comprar una coca cola o algún helado y sentarse en aquella mesa que se situaba cerca de la salida de emergencias, simplemente a mirar, pensar y distraerse.

Se acercó a la barra principal, donde habían miles de dulces, galletas, bebidas y demás golosinas. Rebecca, la dueña del lugar, inmediatamente se acercó a ella y le atendió.

-Hija, ¿qué tal? Gusto que andes por aquí. -Rebecca conocía a Gracie desde pequeña, pues llevaba desde hace años una gran amistad con su madre.

-No lo sé. Las vacaciones están resultando muy aburridas. -le contestó amablemente y con una sonrisa mientras observaba detenidamente los cuadros que adornaban la pared.

-¿Coca cola? ¿Jugo? ¿Helado? Lo que se te ofrezca, Gracie.

-Alguna paleta de hielo buena que tengas, por favor. -al escucharla, Rebecca se encaminó a la enfriadera de alguna marca de helados y sacó un paquete consigo. Se lo entregó a Gracie, ésta dio las gracias, pagó y se fué a sentar en la mesa anteriormente mencionada.

Empezó a comer la paleta helada, sabor vainilla... buena elección. Definitivamente Rebecca la conocia bien, incluso mejor que su madre, y el saber su sabor favorito solo era un insignificante ejemplo del por qué.

Los niños corrían de aquí para allá, a lo mucho tendrían siete años. Si su hermana estuviera en casa la hubiera traido, y ese sería un buen pretexto para estar aqui, en la salida de emergencias sin hacer nada más que comer y mensajearse con Ashton.

De igual manera era mejor aburrirse aquí que hacerlo en casa.

-¡Luke! Juega conmigo. - ella no tenía idea quien demonios era Luke, pero había estado escuchando esa misma frase provenir de un pequeño, por más o menos diez minutos.

-Maldita sea, Luke, lárgate a jugar con el. -susurró de manera que pudiera escucharse solo ella misma, y rió por lo amargado que su comentario había sonado. En ningún momento despegó su mirada del celular.

Por otro lado, Luke iba de un lugar a otro persiguiendo a su primo Nate. Estaba cuidándolo desde la mañana y pensó que al traerlo aquí lo dejaría en paz. Mala idea. Era más difícil cuidarlo acá, sumando el hecho de que Luke no sabía muy bien como lidiar con niños.

Treinta minutos después, Gracie no hacía más que sentirse como una idiota antisocial. Y en uno de tantos mensajes que había estado enviando, rogó a Ashton que pasara por ella.

Él inmediatamente llegó, pues andaba por el rumbo.

Se acercó a ella cuando la vió. Le saludó con un beso en la mejilla, como hacía normalmente y se dispusieron a salir del lugar.

Ambos se estaban despidiendo de Rebecca en la barra, mientras Ashton le pagaba la coca cola que acababa de tomar

En otra parte del establecimiento Luke había logrado al fin calmar a Nate, llevándolo a la mesa de ping pong.

Mientras jugaban la vista del rubio se perdía de vez en cuando, situandose en aquella chica que vestía una camiseta de All Time Low.

-¡Luke, reacciona! -el pequeño Nate le había golpeado el brazo con la pelota, carcajeando al hacerlo. -Deja de ver a esa chica.

-¿Cuál chica? -claramente sabía de quien estaba hablando. Era esa chica que llevaba rondando su cabeza desde que la vió por primera vez en Music Collection.

-La que no paras de ver como un baboso. ¿Te gusta? ¡Es una niña! Las niñas no se gustan con los niños. - hizo una mueca de asco y Luke metió ambas manos en sus bolsillos, riendo ante el comentario de su primo.

-Es bonita. Cuando crezcas y te enamores no pensarás igual. Algún día tienen que gustarte las niñas.. o tal vez seas gay. - Nate rodó los ojos y Luke se echó a reir.

-¡Venganza! -el pequeño gritó y corrió hacia Gracie, quien seguía en el mostrador con Rebecca y Ashton.

Luke no intentó detenerlo, es decir, a esta chica quizá no la volvería a ver jamás, ahora solo le quedaba esconderse y esperar que Nate no hiciera alguna tontería.

Gracie sintió una personita tocándole el brazo insistentemente. Miró hacia abajo.

-¿Pasa algo? -le sonrió dulcemente a Nate, sin saber el nombre de este.

-Eres muy bonita. -la sonrisa del pequeño se hizo notar, mostrando dos huecos en ella. Parecía divertido y con expresión de travesura.

-Muchas gracias. - aun así le pareció tierna y graciosa aquella escena.

-¿Te gustan las mayores, eh? -Ashton se agachó quedando a la altura de Nate y le bromeó levantando una ceja.

-No, no. -soltó una risita y continuo. -Esto es como una venganza hacia mi primo, o algo así. Me dijo que eras bonita. Bueno, adiós.

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