15. Luke.

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Pasaron treinta minutos más en el lugar y ninguno de los presentes creía necesario seguir ahí.

Se medio despidieron y cada quien se fué por su lado, bueno, no exactamente.

Calum y Michael habían improvisado un plan de emergencia para ayudar a uno de sus amigos; Luke.

A Clifford le tocaba distraer a Ashton, llevarselo a otro lado para que no pudiera intervenir.

Por otra parte, Cal se había encargado de avisarle a Gracie que ni él o Mike podían acompañarla a casa, Luke lo haría, solo que no lo sabía.

—¿Y porqué no pueden? ¿A dónde van?

—Verás, mi... mamá. Ella está molesta por que he vagado todo el día fuera de casa. -mintió.

—¿Bromeas, Calum? -preguntó incrédula y conteniendo la risa.

—No, y alcanzaré a Michael, él ya se adelantó. -comentó con un tono lleno de seriedad y la chica asintió tratando de creer el asunto. Todo sonaba ligeramente sospechoso.

—Pero... -giró su cabeza. Sabía que Luke estaría por ahí, pues así se lo había ordenado. —¡Mira! Ahí está Luke. -le señaló.

—Ustedes son increíbles. -carcajeó dandose cuenta del grandioso plan.

Calum la miró detenidamente y bufó dándose por vencido en sus intentos de engañarla.

—Solo no le digas a Luke. Él no sabe.

—¿Él no sabe qué?

—Que Michael y yo realizamos un extravagante plan para juntarlos. -respondió con aires fingidos de grandeza.

Ella volvió a reir.

—Nos vemos después. -se despidió de su amigo con un beso en la mejilla y caminó en dirección a Luke.

—Mi trabajo está hecho. -canturreó Calum para sí mismo y miró cómplicemente a su rubio amigo para después abandonar la zona.

Y con una pícara sonrisa en el rostro, se marchó.

—Hey, Luke. -le sonrió

—Ehm, Calum me dijo que... -intentó excusarse mientras pasaba una mano por su cabello.

—¿Que me acompañaras a casa? -Luke asintió confundido, nervioso y ella rió. —¿Me acompañas entonces?

—Claro.

—Ashton te odia. -carcajeó.

—¿De qué se trata esto? -cuestionó Luke.

—Es para iniciar una conversación. Y la risa es para romper la tensión. -se explicó casualmente.

—Te seguiré el ritmo. -la miró con una sonrisa. Comenzaron a caminar.

—Bien, como te decía...

—El tampoco me agrada. -la interrumpió sin querer.

—¿Y porqué no? Es un buen amigo. -Luke se encogió de hombros. —¿Sabes? La verdad no sé por que no le agradas, digo, eres lindo. -comentó rápidamente. Luke se ¿sonrojó? Si, el chico estaba sonrojado.

—Diablos. -Susurró, miró el suelo y se burló de si mismo. Hasta él había notado su nerviosismo de vuelta.

—Nunca había conocido a alguien con tan buenos gustos musicales. -comentó la chica tratando de hablar sobre asuntos menos incomodos. Internamente Luke le agradeció.

—¿Ni Ashton? -ella negó. —Es más difícil encontrar a una chica con esos gustos, ¿sabes?

—Tenemos demasiadas cosas en común. -detuvo su paso y él imitó su acto. —Me gusta. -bajó su mirada y tomó entre sus brazos la muñeca de Luke, tocando con las yemas de sus dedos cada una de las pulseras que adornaban su blanca piel.

Ninguno de los dos lo vió venir.

Ella no sabía lo que le ocurría estando cerca de él, pero se sentía realmente bien.

En ocasiones entraba en una confianza fuerte, como si se conocieran desde hace años.

Era agradable estar solo los dos. Aunque no fuera romántico. Aunque no fuera una cita.

Aún así era... perfecto.

La timidez volvió a hacer de las suyas rompiendo por unos segundos el lindo momento.

Gracie soltó desprevenidamente la mano de Luke y renaudaron el paso hacia casa de la chica.

Caminaron por tres minutos más, en pleno silencio. El clima comenzaba a tornarse fresco. En ocasiones el viento arrasaba fríamente. Se podía percibir que la tardenoche iba a ser nublada y quizá lluviosa.

—¿Tienes frío? -la miró. Lucía tan pequeña y frágil a comparación suya.

—No, estoy bie... -antes de terminar la pequeña frase, Hemmings ya estaba deslizando por sus hombros la camisa abrigadora de franela que llevaba puesta el día de hoy. —No, Luke... -se mostró apenada, pero a él no le importó. Le colocó la franela encima y pasó un brazo alrededor de sus hombros para asegurarse de que no cayera, momentos después lo retiró. —Gracias. -sonrió.

—Hace frío, acéptalo.

—Esto es muy típico y ridículo, acéptalo. -ambos soltaron una gran risa.

—Lo ridículo no cae tan mal en algunas ocacasiones.

—He leído cincuenta mil veces lo de la chaqueta prestada por el chico a la chica cuando hace frío.

—Si te soy honesto, lo hice por amabilidad... Y por consejo de Calum. -Gracie rió mientras rodaba los ojos. —De igual manera lo ví en una película ayer. Así comenzaba la historia.

—Entonces supongo que podemos comenzar la nuestra.

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Les prometo capítulo más largo para mañana x

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