1. Gracie Jayde.

2.7K 108 19
                                    

/////////////

Friendly reminder de que escribí esto cuando tenía entre 13 y 14 años. Probablemente más adelante edite algunos detalles. :-)

////////////

—¿Entonces?

—No, he dicho que no y es ésa mi última palabra.

—Oh, vamos mamá. Por favor.

—No vas a ganar en esta conversación.

—Pero mamá... ¡es Coldplay!

—No me importa quienes sean, he dicho que no.

—Anda, es lo último que te pido, ¿sí?

—Éso dices siempre, y haz ido a cada concierto de cada banda que ha pisado esta ciudad.

—No seas exagerada, mamá. Eso no es verdad. A parte, éste es un concierto distinto... es Coldplay.

—Si, ya lo dijiste. Y ésta discusión termina aquí, en este instante.

—Mamá...

—Gracie, no te lo mereces. Estoy tratando de obligarte a que aprendas a valerte por ti misma. No siempre se tratará de extender la mano y recibir dinero. Si tanto deseas ir, puedes conseguir la entrada por ti misma.

—¿Si consigo como pagar mi boleto yo sola, tengo permiso?

—Algo así.

–¡Gracias!

Después de una pequeña discusión, Nina, la madre de Gracie continuo leyendo la nueva edición de la revista que le hacía competencia, misma que compró antes de llegar al trabajo, lugar donde se encontraba ahora.

Gracie se fué, cerrando la puerta de la oficina de su madre.

Estaba enojada, demasiado. Tal vez todo lo que escuchó allí dentro era cierto, y necesitaba aprender que no todo caerá por arte de magia en su poder. Pero que va, una adolescente siempre se enfada cuando no consigue lo que quiere y desea con tanta fuerza.

—Hasta luego, señorita.

—Con permiso, Cristal. Pasa un buen día. -Saludó a la secretaria a fuera de la oficina.

A pesar de todo estaba un tanto emocionada por que recién se había enterado que una de sus bandas favoritas daría un concierto en la ciudad, y bien o mal, de cualquier modo su madre acababa de regalarle una diminuta esperanza de poder asistir.

Se trataba de Coldplay, una banda que ella admiraba y pensaba era de las más grandes que han existido en todos los tiempos.

Salió disparada de la gran empresa, con el pensamiento de dirigirse a casa de la persona que mejor la comprendía, Ashton Irwin.

Cruzó la calle donde se situaba el enorme edificio de la compañía de su madre.

Ahora necesitaba tomar el autobús.

Su padre decía que Gracie no contaba con la edad para tener un auto, mucho menos manejarlo a cualquier lugar que se le antojara. Y tal vez él estaba en lo cierto, ella con diecisiete años no carecía de responsabilidad, pero tratándose de un asunto mayor, incluyendo la probabilidad de multas y otros cuantos problemas variados de tránsito que no parecían necesarios, era mejor no tocar más el tema.

Quince minutos después de abordar el autobús con rumbo al vecindario donde se ubicaba la casa de su único y actual mejor amigo; Ashton, se bajó, pues había llegado a la parada más cercana de ahí, agradeció al chofer y caminó.

Aún debía recorrer cinco cuadras adelante de donde había bajado.

Sacó su celular y revisó bien su pequeña bolsa que llevaba colgada por el costado, no tenía sus audifonos.

in my placeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora