34 - LA LUZ

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—Solucionado. Piensan que ha sido un cortocircuito. Ahora, ¿podéis explicarme qué demonios ha sucedido?

Agacho la cabeza avergonzada. No puedo sostener la dura mirada de Drogo. Hubiera deseado que no viniera él, pero por desgracia, es el único con un poder mental suficiente como para manipular la situación a su antojo. Gracia a él, nadie me culpará de lo sucedido.

—Tú lo has dicho, demonios —responde Pet.

Drogo se vuelve a mirarle sorprendido.

—¿A qué te refieres? —pregunta intrigado.

—Dustin le estaba esperando en el apartamento para llevarle con su padre —le explica —. Por desgracia, no he sido lo suficientemente fuerte como para protegerla. Lo ha hecho todo ella solita. Es toda una guerrera.

Pet me mira orgulloso y yo le sonrío agradecida. Es bueno por una vez tener un testigo fiable que me defienda.

—Esto no me gusta nada —comenta Drogo frotándose la nuca —. Será mejor que volvamos a la mansión. Hay que informar a mi abuela cuanto antes.

Sin darnos tiempo a responder, se monta en su coche y sale a toda velocidad haciendo rugir el motor. Me sorprende escuchar la potencia que tiene. Más que caballos, parece que tenga tigres.

—Algún día me lo dejara y entonces... —suspira Pet. Eso me hace reír.

Montamos en el coche y nos dirigimos a la mansión. Por el camino no puedo dejar de pensar en lo sucedido. Me siento completamente desvalida. Sin apartamento, sin ropa y con el hijo del señor de los demonios detrás de mí.

Esa es otra. ¿Cómo voy a distinguirlos? ¡Son idénticos! Bien es cierto que la mirada de Justin es más dulce, pero... me da la impresión de que Dustin es capaz de cualquier cosa por engañarme y yo no quiero que me lleven con mi padre.

Un escalofrío recorre mi espalda ante ese pensamiento. Por suerte, acabamos de llegar a la mansión.

Pet se baja del coche y se acerca a abrirme la puerta. Mi cuerpo se niega a bajar. Me siento completamente abatida.

Él se agacha y me coge del mentón.

—Escucha, Cris —me dice con una tierna sonrisa —. Entiendo cómo te sientes. Seguro que ahora mismo estás muerta de miedo. —Yo asiento tímidamente. —Pues no deberías —me indica con firmeza. Eso me sorprende. —Has sido muy valiente y quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti. No temas. Sé que tú puedes. Y si no es así... aquí estamos nosotros, para cuidar de ti.

Escuchar eso me arranca una sonrisa. Agradezco mucho el haber conocido a los Bartholy. La verdad es que ya los siento como si fueran mi propia familia.

Salgo del coche más animada, pero me cuesta andar. Estoy muy agotada por la pelea.

Pet me coge de la cintura y me ayuda a subir las escaleras. Debo reconocer que es un gran apoyo.

Una vez entramos en la mansión, Nicolae se acerca corriendo hacia mi.

—¿Estás bien, Cris?

Su cara demuestra una gran preocupación y yo se lo agradezco con una leve sonrisa.

—Vamos —me dice cogiendo el relevo de Pet —. Te he preparado un baño y Rose ha buscado algo de ropa para ti. Te sentará bien.

Agradezco las atenciones que todos me dispensan. La verdad, un buen baño caliente es lo que más necesito en estos momentos.

Me dejo llevar por Nicolae hasta el dormitorio. Una vez me deja sola, me quito la ropa y me meto al cuarto de baño. Aspiro el aroma que brota de la bañera y sonrío. Me encanta el olor a rosas. Definitivamente, este baño está hecho para mí.

DC V: VOLVER A EMPEZAR √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora