39 - RECHAZO

158 19 11
                                    

Todavía estoy alucinada. No me puedo creer que ese haya sido mi primer beso. Tan intenso...

Apenas tengo tiempo de pensar. Drogo se ha deshecho enseguida de la poca ropa que llevaba y se deshace en besos y caricias con mi cuerpo. Cada vez que intento recuperar la cordura, me hace gemir consiguiendo que me olvide de todo, que me abandone a él.

Me siento en el cielo. ¿Será esto lo que llaman "hacer el amor"? Estoy acostumbrada a un mete y saca rápido sin caricias, sin besos, sin sentimientos, pero esto...

Mi cuerpo no responde a mi cerebro. No sé si será el alcohol o su aroma tan salvaje, pero siento como si debiera dárselo todo, como si le perteneciera.

Cuando introduce su cabeza entre mis piernas, echo la mía hacia atrás completamente extasiada. Es un auténtico Dios del amor. Sabe exactamente que hacer, donde tocar, para conseguir que me sienta en una nube. Después de esto, el sexo normal no me va a saber igual.

Asciende por mi torso dejando un reguero de besos que me encienden todavía más. Cuando llega arriba, le sujeto la cabeza y le miro a los ojos.

—¿Sabes que eres muy raro? ¿Por qué no me la metes ya? —le exijo furiosa. Él se ríe.

—No seas tan impaciente, cosita. Todavía no centrifuga —me responde divertido. 

Yo alucino. ¿Qué tendrá de especial el centrifugado?

—No me importa —respondo —. Lo quiero ya.

—Pues tendrás que esperar.

No me deja responder. Atrapa su boca con la mía y comienza a besarme mientras restriega su miembro en mi entrepierna. Yo enredo mis piernas en su cintura atrayéndolo hacia mí. Me va a volver loca de deseo.

—Drogo... por favor... —suplico entre jadeos haciéndole reír.

—Tranquila —susurra en mi oído —. Ya no tendrás que esperar mucho más.

Me penetra muy despacio. Es muy grande. más que la de Justin, pero sabe cómo hacerlo para no hacerme daño. Debo reconocer que es un cielo.

Me encanta sentirle dentro. Para mi sorpresa, se queda quieto. Eso me intriga.

—¿Es que no te vas a mover? —pregunto molesta. Él se ríe.

—Sólo espera un poquito.

Entonces se escucha un zumbido y todo empieza a temblar bajo mi trasero. En ese momento Drogo comienza a moverse. No puedo dejar de gemir. Es lo más bestia que he probado en mi vida.

Abro los ojos un segundo y miro mi mano asustada. ¡La bola se está formando! Intento concentrarme para detenerla, pero es imposible. Mi cerebro no responde. Está demasiado ocupado sintiendo placer.

—Drogo... para... —consigo articular.

—¿Demasiado grande para ti? —bromea junto a mi oreja.

—No, para... la bola...

Me mira a los ojos sorprendido. En mi cara se refleja terror. Por muy mal que se haya portado conmigo, no quiero hacerle daño, pero no puedo evitarlo.

Mira mi mano y, para mi sorpresa, sonríe. Eso me descoloca. ¿Acaso quiere que acabe con su vida? Porque eso es algo que no me entra en la cabeza.

No para de moverse. Sé que pronto ambos llegaremos al clímax y eso me preocupa. ¿Cómo voy a disfrutar si sé que le puedo matar?

Sin dejar de sonreír, pone su mano sobre la mía. No sé porqué eso me calma y hace que la bola desaparezca. Suspiro aliviada. No sé que demonios ha hecho, pero me alegro.

DC V: VOLVER A EMPEZAR √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora