CAPÍTULO DOCE

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Aquel día, había decidido faltar a clases, me sentía demasiado estresada y si salgo de mi habitación, me volveré loca. No había dejado de pensar en todo lo acontecido estos últimos días y tenía un aspecto terrible, parecía un zombie.

He pasado toda la mañana documentando en letras lo que había pasado desde hace casi un año, incluyendo los sueños, el verso y el beso, algo así como un diario, solo por si acaso muero, todo lo que me ha pasado lo sabrá el mundo. Es totalmente tonto, lo sé.

Decidí poner música relajante para no entrar en crisis y me dé otro ataque de pánico, además no quería matar a mis neuronas tratando de responder preguntas que simplemente no puedo, sin embargo, estoy muy segura de que iré resolviendo todo poco a poco y sabré que me une a ese chico.

En ese momento, tocan el timbre de la puerta, no suelo abrir apenas toquen, ya que si no insisten no es nada importante. Pero el timbre era tocado varias veces así que con pesadez me levanté a abrir.

Me encuentro al abrir la puerta a la morena con la que vi a mi hermano besarse el otro día.

– ¿Está tu hermano? – Preguntó sin siquiera saludar.

– Hola— Puse énfasis en la palabra y ella rodó los ojos–, está en el colegio, donde también deberías estar tú.
Y la verdad yo también.

Ignoró lo último que dije – ¿Sabes cuando volverá?

– A la hora de siempre.

Ella dió un suspiro de cansancio, y yo estaba a punto de cerrarle la puerta cuando...

– Esperaré adentro. – Sin esperar a que respondiera, ella entró a mi casa como si la hubiera invitado.

– Emm...

– ¿Tienes baño?

– Sí, está arriba.

– Ok, lo buscaré. – No sé que se ha creído.

Ella subió las escaleras de roble.

Me tumbé en el sillón relajándome un poco y deseando que mi hermano llegue pronto y esta chica se vaya.

Y de pronto volví a pensar en los ciertos dramas que me pasaron, sobre todo los últimos días, ¿quien será al final de todo "él"? ¿Porqué lo soñé? Tal vez la respuesta es más sencilla de lo que imagino... o no.

Ya habían pasado varios minutos y la chica no bajaba. Me levanté de donde estaba para volver a mi cómoda habitación y de paso ver porqué ella demoraba tanto, subo las escaleras y, al llegar, encuentro a la morena leyendo mis escritos (que había hecho recientemente sobre él). Una presión sentí en mi estómago, eso que sientes cuando descubren algo muy tuyo. Al notarme ella alzó la mirada y luego de unos segundos que parecieron eternos parece que hablará al respecto.

– ¿Esto es tuyo?

– Eso no te importa.– Me aproximé hacia dónde estaba para quitarle el papel que tenía en mano, pero ella lo apartó.

– A ver si entendí, soñaste con un chico por mucho tiempo y luego viste a ese mismo chico en tu nueva escuela, él te dió tu primer beso y ahora no puedes dejar de pensar en eso y creo qué hay más...

No le va a gustar verme molesta.

– ¡Suelta eso! – Casi me tiro en su encima para quitarle lo que se agarró.

– ¡Espera! Te puedo ayudar.

– ¿Qué?

– Dije que puedo ayudarte con esto, mi madre es psíquica y vidente y creo que también lo soy, el punto es que creo que te puedo ayudar con esto, percibo lo que estás sintiendo ahora aparte de que quieres matarme.

– Estás loca.

– Lo dice la que soñó con alguien "imaginario" que ahora cree que ha visto en su escuela.

– Solo buscas burlarte de mí, es eso, pero no te lo voy a permitir.

– ¡Para nada! En serio, solo busco ayudarte, pero no todo es por tí, también es porque es la primera vez que siento mis talentos psíquicos y creo que es lo más raro que me pasó en mi vida.

– Aver, ¿y quieres que yo sea tu rata de laboratorio y probar tus supuestos "poderes"?

– No, bueno... Pero, nos beneficiará a ambas. Piénsalo, él podría ser más que un simple chico, significar algo el que haya aparecido en tus sueños.

– ¡No! Puedo lidiar con mis propios demonios y no tienes la certeza de que lo que haya escrito no sea solo una simple historia inventada.

– Las dos sabemos que no lo es. Pero, no te preocupes no te insistiré a que aceptes mi ayuda, sé que lo terminarás haciendo. Por cierto, soy Harper. – Dijo saliendo de mi habitación, cerré la puerta cuando ella salió.

Nunca aceptaría su ayuda, no la conozco y sé que puedo sola con esto.

FoscorllumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora