CAPÍTULO QUINCE

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Podía sentir la profundidad del par de diminutos océanos que se distinguían de su perfecto rostro, sus ojos me miraban con sorpresa, no esperaba verme allí y está claro que yo tampoco.

Es más de lo que mi débil corazón puede resistir. Él se pasa la mano por su perfecto cabello azabache, que en la oscuridad de la fiesta se ve más negro aún. Sacándome de mi trance, me extiende su mano y por educación acerco la mía para estrechársela, estaba temblando. Y al momento de juntar nuestras manos sentí como si de los dos se desprendiera un ligero calor que estoy segura que él también pudo sentir.

- Hola soy Azrel Dunkel. - Sus ojos están fijos en mi y me pierdo en lo bonitos que se ven iluminados por las luces de colores de la fiesta. Recuerdo que acabo de saber el nombre de aquel hombre que me roba suspiros, su trabajo como asaltante empieza a gustarme, no del todo claro está.

Y como si no nos conociéramos, le sigo el juego para no volverme más loca de lo que ya estoy-, Soy Julieta Bennot, puedes decirme Julie si quieres.

- La mayoría le dice Julieta - Añade Bree-, Como la chica del cuento ese.

- Romeo y Julieta-, le corrijo.

- Mm... Julieta, que nombre tan - Él hace como si estuviera pensando- interesante y lindo. - No puedo evitar que una estúpida sonrisa se dibuje en mi rostro.

- Él es el mismo chico del que saliste corriendo la primera vez que lo viste. - Dice Bree en tono divertido, pero no puedo parar la sorojación en mis mejillas, tampoco puedo fingir una falsa sonrisa para hacer el ambiente menos incómodo. - Bueno hasta luego, bro. No te folles a ninguna de mis invitadas, ¡por favor! - ¿será verdad que él se acueste con cualquiera en una fiesta?

Bree y yo nos dirigimos a unas sillas, no muy lejos de Azrel, aún no me acostumbro a su nombre. Nos sentamos y antes de que pueda cerrar la boca para no decir una pregunta estúpida, hablo.

- ¿Son de padres diferentes? Digo, por el apellido.- Eres un desastre, Julie.

Ella al parecer no le sorprende mi pregunta y contesta relajada.- Sí, es el hijo mayor de mi mamá. Ósea, es mi medio hermano. El vive en Alemania con su padre, pero vino a visitarnos y quedarse una temporada.

Oh, entonces al parecer no es ningún "demonio de la noche y oscuridad" como decía Harper, pero algo extraño, es definitivamente.

- Mi mamá también es alemana, al igual que Az y su padre. Ella y su anterior esposo se separaron cuando Az era muy pequeño. Mi mama llegó aquí para una nueva vida y conoció a mi papá. - Asiento al escuchar toda la historia.

Luego conversamos de cosas al azar y aunque mi mente se centraba en la poca información de Azrel que ahora tengo, me las arregle para responder a lo que Bree me decía. Luego de bailar con ella y hacer juntas ridiculeces en medio de la pista de baile, caigo en la cuenta de que ya se ha ido y me ha dejado sola. Llevo un par de copas en mi sistema, por lo que ni siquiera noté cuando ella se fue. Nunca había bebido antes por lo que esas dos copas bastaron para embriagarme. No sé lo que me he bebido. Entonces trato de buscar a mi hermano, pero no lo veo por ninguna parte. De pronto siento la rara sensación de querer vomitar, corro al primer baño que encontré casi empujando a la bola de adolescentes delante mío.

Odio tener que hacer esto, pero si quiero recomponerme lo haré. Me arrodillo en frente de la taza de baño y empiezo a vomitar. Detesto esto. Cuando por fin termino me enjuago la boca con un poco de pasta de dientes e intento peinarme un poco. Sé que no estoy completamente sobria, pero me siento relativamente mejor y, al salir del cuarto en el que me metí, me encuentro con Azrel, justo en frente mío.

- Ven conmigo, te ayudaré. - No me deja responder y me toma de la mano, siento de nuevo ese calor al que trato de no darle mayor importancia.

Me lleva con él y subimos juntos las escaleras unos dos pisos hasta llegar a una pequeña sala de estar junto a la cocina rodeada de encimeras y el lugar en general es de colores cálidos. Aquí casi no se escucha la bulla de la fiesta y evidentemente no hay nadie a excepción de nosotros dos.

No he dicho absolutamente nada, solo lo observo sentada desde un sofá marrón como prepara café. Se ve tan hermoso cocinando, definitivamente el alcohol me hace pensar cosas.

Me dirijo hacia él y guiada por mis hormonas y lo abrazo por la espalda, puedo oler de cerca su perfume que me embriaga aún más que el alcohol.

- ¿Qué haces? - Pregunta en un tono sereno.

- ¿No te gusta? - Digo mientras lo abrazo fuertemente.

Le sonrío, me gusta lo lindo que se le ve con el rostro adormecido y soñoliento. Y ya sin pensar y por todo lo ebria que estoy, me acerco y lo beso.

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