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—. ¡YoonGi! ¡Vuelve ahora mismo con esas galletas!—.
Gritó Jin desde la cocina.
—. ¡Jamás!—.

Respondió YoonGi, corriendo como si no hubiese un mañana.

. ¡Son para JiMin!—.

—. ¡Deja de utilizar a JiMin como tú excusa!—.
Jin le lanzó un utensilio de cocina que tenía a la mano, obviamente no acertó a darle, ya que YoonGi ya había entrado a la habitación.

—. ¿Enserio tienes que utilizarme como excusa? Además ¿Vas a chantajearme con galletas, YoonGi?—.
Entrecerre los ojos mirándolo fijamente, para mí sorpresa, asintió.

—. Vamos JiMin, tienes que levantarte y caminar de nuevo, para que cuando lo hagas, yo sea el único que te deje en cama, y no necesariamente con una herida—.
Sonrió lujuriosa mente mirándome como un pervertido.

Después entendí lo que quiso decir, tome una almohada que tenía cerca y se la lancé con fuerza, dando en su cara.

—.  Vamos JiMin, sin bromas esta vez, tienes que caminar—.
Suspiré rendido.

Me senté en una de las orillas de la cama, pose mis brazos a mis costados y mire a YoonGi por un rato.

Extendió sus brazos hacia mi y las tomé entrelazando nuestros dedos.

. ¿Listo?—.
Asentí.
—. Uno...—.
Aplicó más fuerza en su agarre.
—. Dos..—.
Posó su pierna izquierda detrás suyo.
—. ¡Tres!—.
Gritó con fuerza y me jalo hacia el.

Mis piernas estaban temblando y no las sentía, en especial mi cadera, empezó un dolor punzante pero podía aguantarlo.

YoonGi me tomo de los hombros, dándome apoyo, empezó a retroceder y por ende yo intentaba hacerlo también.

En pocos minutos de estar caminando -si se podía decir asi- mis piernas dejaron de temblar y ya las sentía mejor que antes.

YoonGi, poco a poco fue disminuyendo su fuerza en mis hombros hasta el punto en donde ya lo había quitado.

No podía creerlo, estaba caminado después de casi una semana
-contando cuando me desperte- de estar acostado.

—. Listo enano, lograste caminar bien después de todo—.
Lo mire con el ceño fruncido.
. Eres casi de mi tamaño—.
Dije retador.
. Casi, querido, casi—.

Dios, cuanto odiaba que me tratará de pequeño, pero amaba que tuviera una sonrisa adornando su rostro.

Con mis brazos rodeé su cuello, quedando con nuestras narices rozándose y nuestros alientos se estaban fusionando.

Con timidez, junte nuestros labios, algo que a Yoongi le encantó, pues posó sus brazos en mi cintura, abrazándome cálidamente, dándome confianza de seguir.

YoonGi tomo las riendas del beso, introduciendo su lengua haciendo chasquidos en la habitación.

—. ¡YoonGi! ¡Nada de cosas sucias!—.
Llego Jin lanzándole un zapato que tenía a la mano, dándole a YoonGi en la cabeza.

GANGSTER AU! YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora