3-La llegada a Hogwarts

52 4 0
                                    

La mujer del carrito se acercaba por el pasillo.

-¡El carrito!¡El carrito!¿Queréis algo del carrito, guapos?-preguntó con una sonrisa a Lily y sus amigos.

-Sí, gracias-Lily salió al pasillo y comenzó a buscar en su monedero.

-Cuatro calderos, cuatro bolsas de grageas de todos los sabores, cuatro latas de zumo de calabaza y cuatro cajas de ranas de chocolate-dijo una voz atractiva.

Lily giró la cabeza.

-Ah, Potter-dijo con asco.

-Anda, pelirroja, que ya sé que todo es fingido. En realidad, te mueres por besarme.

-No me llames pelirroja.

-Eres pelirroja.

-Para ti, Evans.

-No lo creo. Sal conmigo, pelirroja-propuso James con una sonrisa.

-¡Ni en sueños!

El chico de los ojos color miel sonrió, encantado.

-Nos vemos, pelirroja-dijo pagando a la mujer del carrito.

Gabriela se asomó al pasillo justo a tiempo para ver el cabello castaño de Sirius desapareciendo en el compartimento de los merodeadores, bromeando con James.

-Dios, Lily, no te entiendo. ¿Por qué le dices que no?

-Será guapísimo, Gaby, pero es un gilipoyas. ¡No le soporto!

-¿Por qué tardáis tanto?-protestó Patty.

Severus escuchaba callado las discusiones de las tres amigas. Solía sentirse sobrante, como si ese no fuese su sitio. Sin embargo, al ser el mejor amigo de Lily, quería pensar que sólo era una sensación pasajera.

Mientras tanto, en el compartimento de los merodeadores, Sirius Black reía.

-¡A James le han dado calabazas!¡Calabazas!¡Calabazaaas!

-¡Cállate!¡No me han dado calabazas!

-James, acéptalo. Lily te ha rechazado-suspiró Remus mientras leía El Profeta.

Sirius siguió riendo, sujetándose el estómago con los brazos.

-Remus, por favor, ayúdame. Tengo que conseguirlo, llevo desde segundo intentándolo-suplicó desesperado James.

-¿No has pensado que a lo mejor Lily te considera un imbécil?

-¡Claro que lo he pensado, me lo dice cada cinco segundos!

-Pues está bastante claro: tienes que cambiar.

James caviló durante todo el viaje; prestó escasa atención a la Selección y al banquete, a pesar de que Bonnie MacMillan, de Gryffindor, se había untado los labios con tarta de melaza, la favorita de James, y se insinuaba con todos sus encantos.

-James...¿después del banquete...¿quieres que vayamos a tu cuarto?

-Bonnie...de verdad que me gustaría, pero no puedo.

Bonnie creyó ver cómo James miraba de reojo a Evans.

-Vale-dijo ella con un movimiento de su pelo.

Una Hufflepuff rubia se acercó a Sirius, que le pasó un brazo por los hombros.

Lo siento, Carly querida, pero hoy estoy muy ocupado. Aquí, el amigo, con problemas de amor.     Carlotta sonrió, besó a Sirius y se alejó con Bonnie, moviendo la cadera.

-Qué dura es la vida del merodeador-comentó Sirius, pero James le ignoró. Lily le miraba. Él le gritó, en medio del bullicio del banquete:

-¡Eh, pelirroja!¿Por qué no vienes a comer mi tarta favorita conmigo?

Lily, con una mirada enfadada, mostró su dedo corazón a James.

Patty Sting suspiró. Remus estaba más guapo que nunca, con su túnica nueva de Gryffindor y su insignia de prefecto.

-Gabriela...estoy triste.

-Yo no. Mañana voy a empezar a jugar con Black-dijo ella feliz.

-¿Por qué no te echas un novio normal?

-Porque Black está bueno, es un merodeador y... esto va a ser muy divertido.

Lily se lanzó sobre la cama con dosel y corrió las cortinas de terciopelo rosa.

-Buenas noches, chicas.

Gabriel y Patty corrieron a su lado y abrieron las cortinas.

-Buenas noches-dijo Patty.

-Sí...buenas noches, ¡Señora Potter!

Ambas comenzaron a reír. Lily, enfadada, les lanzó un cojín de terciopelo rosa, a juego con las cortinas, y las cerró.

Gabriela y Patty se miraron y asintieron con una sonrisa. Y muy cerca, en la torre Gryffindor, un chico de rebelde pelo negro miraba las estrellas, sentado con las piernas encogidas delante de la ventana.

Las más extrañas de las relacionesWhere stories live. Discover now