6-Una cita muy esperada

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James Potter miró a su alrededor perezosamente. Le resultaba curiosamente poco interesante la clase del profesor Dippet, y era el único de la clase. Todos sus compañeros miraban con atención al mago (o al menos eso creía él), sentado muy recto en su silla. James seguía con sus ojos de color miel una espesa cabellera rojo oscuro que llegaba algo más abajo de los hombros de una muchacha. Ella escribía en su pergamino, tomando apuntes rápidamente de la clase del profesor Dippet sobre...James no sabía sobre qué. Suspiró, y su pluma de águila corrió veloz por el pergamino, dibujando florituras. Una L. Una E. Más florituras...

El desagradable sonido de la campana sobresaltó a Patty. Tenía la mirada fija en las pálidas y delgadas manos de un chico de pelo castaño. Remus... Tragándose sus miedos, Patty recogió a toda prisa sus cosas y se acercóa él.

-Hola Remus...

-Ah, hola Patty. No te había visto.

"Claro que no. Para él soy invisible..." pensó Patty, al borde de las lágrimas. Pero las reprimió con esfuerzo y continuó.

-Eh, bueno, me preguntaba si podíamos quedar para repasar...transformaciones, o...encantamientos...o...¡defensa! Eres el mejor en defensa...

Remus esbozó una sonrisa.

-Te puedo recoger en la escalera de tu cuarto...despuésde cenar, por ejemplo. Podemos ir al lago, es precioso de noche...

-¿Y si nos pilla la profesora McGonnagal? Acuérdate de que somos los Prefectos de Gryffindor...-Patty se permitió por un momento sobreponer las normas a sus sentimientos.

-Tienes toda la razón, Patty. Entonces te puedo llevar a otro sitio muy especial, en el séptimo piso-la sonrisa de Remus se acentuó, derritiendo a la chica.

Patty se ruborizó, encantada.

-Vale, entonces te veo...después de la cena, en mi escalera.

Se acercó a él y le abrazó, como había visto a Gabriela hacer con sus millones de amigos. Después, arriesgándose, le rozó con los labios la mejilla.

-¡Chao, Remus!

El hombre lobo se llevó los dedos índice y corazón al punto donde los labios de Patty le habían besado. Con una carrera llegó a los jardines, donde todos los estudiantes repasaban. Y Remus, con toda su alma, gritó.

-¡SÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!

Mientras tanto, en la Torre Gryffindor, Lily Evans se cruzó de brazos y puso los ojos en blanco. Pensaba ir a por su mochila, pero James se había recostado contra la pared, impidiéndole el paso a la escalera. Lucía su mejor sonrisa torcida, esa que hacía que todas las chicas cayeran a sus pies. Todas...menos Lily.

En la Sala Común todo estaba igual que siempre. Sirius estaba sentado en su sillón favorito, con una chica de cuarto en el regazo, con la que tonteaba alegremente. En un rincón, Peter se mordía las uñas, intentando desesperadamente arreglar el borrón de tinta que manchaba su redacción de Transformaciones.

-Venga, Evans, sal conmigo-sonrió James.

-Que no, Potter. Déjame pasar AHORA.

-Anda, ¡si lo estás deseando!

James esquivó por un pelo el golpe de Lily. De repente, el retrato de la Señora Gorda se abrió bruscamente, mientras Peter hechizaba su pergamino com todos los encantamientos que conocía. Patty cruzó a grandes zancadas la habitación y arrastró a Lily escaleras arriba. Apartó a James de un empujón, provocando que Sirius, sorprendido, perdiera el hilo de su conversación. La puerta de los dormitorios femeninosmse cerró de un portazo.   El pergamino de Peter empezó a arder.  

Las más extrañas de las relacionesWhere stories live. Discover now