Mamá dijo que tenía que esperarla mientras ella se arreglaba. Iríamos a buscar a papá del trabajo para celebrar mi cumpleaños.
Estaba muy entusiasmada, me dijeron que me llevarían a un lugar muy divertido donde estarían el abuelo, el tío y los amigos de mis padres. No podía contener la emoción.
Pero mamá demoraba demasiado, hace media hora que estaba arreglándose y yo no soportaba esperar.
Así que me puse a merodear por la casa.
Nos habíamos mudado hace poco, la casa seguía llena de cajas con cosas viejas que no sabía que teníamos antes. Revisé algunas y descubrí papeles y cartas de mis padres de cuando eran jóvenes, también unas fotografías donde salían en el cine con sus amigos y el tío Louis, que en ese tiempo no parecía tan divertido como lo era ahora.
Sin embargo, una caja llamó mi atención. No tenía nada de especial, pero algo me impulsó a abrirla. Contenía papeles y cosas sin sentidos, hasta que encontré una carta insignificante dirigida hacia un tal "Dylan".
No conocía a nadie con ese nombre, así que la abrí por curiosidad.
Ya sabía leer, pero de todas formas me costó mucho leerla, cuando iba por la mitad y sin entender nada de lo que se refería, una fotografía cayó del sobre. La recogí y me di cuenta de que era el retrato de un chico mucho mayor que yo. Todos eran más grandes que yo a pesar de haber cumplido ocho años.
-¿Te molesta si me quedo con la fotografía? -escuché de pronto. Di media vuelta y el mismo chico de la foto estaba allí. No sabía cómo entró, pero él sonreía con amabilidad.
-Si es tuya, claro que no -se la entregué y el me dedicó una sonrisa más grande.
-Gracias, hace tiempo que la buscaba, no sabía donde estaba ese sobre. Gracias por abrirlo.
Charlamos un poco y resultó ser un chico muy agradable. Me dijo que tenía catorce años, pero que si yo no tenía problemas, podía ser mi amigo, a él no le importaba que yo fuera pequeña. Acepté encantada su amistad, los demás morirían de envidia al saber que tenía un amigo mayor.
-¡Megan, nos vamos! -gritó mamá desde la entrada.
-Si quieres puedes venir, hoy en mis cumpleaños -le dije al chico.
-Sería un honor.
Caminamos hasta la puerta principal y esperé a que mamá notara la presencia de mi nuevo amigo. Pero nunca lo hizo.
-Vamos atrasadas, Megan -dijo, arreglándose el cabello.
-Mamá, no seas maleducada y saluda a mi amigo -la regañé.
Ella me miró desconcertada, y luego plantó su vista en mi amigo. Sonrió.
-Un amigo imaginario, que dulce -dijo. Me enfadé muchísimo. Él no era imaginario, él era de verdad.
-Mamá, él si está aquí, yo no lo imagino.
-Lo siento, es que tu padre me llamó cinco veces para que fuéramos pronto. Perdón amigo de Megan, es un gusto conocerte, ¿cómo te llamas?
En eso recordé que no sabía el nombre de mi amigo, así que se lo pregunté.
Cuando me lo dijo, me pidió que por favor se lo dijera a mi madre, pero en el oído, ya que era un secreto. No comprendí mucho el porqué de eso, en sí era algo raro, pero como no quería ahuyentar a mi nuevo amigo, cedí a su petición.
Me acerqué a mamá y la hice agacharse a mi altura.
-Es que él dice que su nombre es secreto.
-Oh, de acuerdo. Dímelo al oído pronto para que nos marchemos luego.
Aparté el cabello de su oreja y con ansiedad le dije:
-Su nombre es Liam. Liam Payne.