don't go away // taglieza

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P.O.V Meza

La felicidad que la obtención de la copa Sudamericana me había generado poco a poco se desvaneció ante la noticia que el capitan nos había dado tiempo después. Iba a irse, no solo eso, se iba al Ajax, a Holanda. Demasiado lejos, hasta siento que sería imposible vernos al menos que nos convoquen a la selección.
¿Por qué me angustia tanto? Fui yo quien no quiso hablar sobre que sentía. Peor, creo que él ciertas señales de reciprocidad dejó pero, ¿como podía estar seguro?
El momento más claro en esto habrá sido durante los festejos de la final. ¿Por qué no me animé más?

• ° • ° •

Todos saltando y cantando desafinados, rebalsando alegría, incluso Holan. ¡Qué momento tan fantástico! Hicimos historia, respetamos la identidad de Independiente en el plano internacional; el rey de copas despertó. Emocionados, campeones en Brasil con todo en contra y rodeado de compañeros fantásticos. ¿Que más podía pedirse?
Y una oportunidad se hizo presente. Entre la multitud, Tagliafico se acercó a mí, esbozando una enorme sonrisa. Se ve tan lindo sonriendo, ¿que va a querer el capitán? Sentí un poco de nervios, como usualmente ocurre cuando vamos a hablar. Mi corazón con mayor fuerza latía al verlo. No sé si es la timidez o que, pero me asusta un poco. Es como si me debilitara su persona, a su vez, me encanta que me dé algo de atención. Creo que ni yo me entiendo.
Mi cuerpo temblaba levemente ante la extraña cercanía que Nicolás armó. Mi voz temblaba a la par, musitando confundido:

—¿Que pasa?

—¿Como que pasa? ¡Somos campeones!

Reí con ciertos nervios, desviando la mirada hacia otro lugar. Está cercanía me incomodaba pero me gustaba. Quería mantenerme así pero tampoco quería padecer estos nervios, este revolver del estómago. Mi única ventaja es la falta de manifestación de que me ocurre internamente. Mis gestos con cuidadosos, o eso creía. Nicolás acotó, riendo:

Boludo, estás rojo como la remera, buena esa.

—¿Eh? No, no.

Traicionado por mi cuerpo, ahora quiero ocultarme en los baños. Con la mirada, busqué captar la atención de alguno de los chicos, que me salven de esta situación. Sánchez Miño me observó y soltó una risa, comentando divertido a Domingo y a Benítez quienes disimulaban ser expectantes de la escena. Gracias hijos de puta, gracias. Luego pude notar que Gigliotti y Rigoni también nos miraban y comentaban. De repente, todo el plantel se encontraba extasiado en la emoción máxima que fue ganar la final, pero manteniéndose atentos a que ibamos a hacer. Continuaban festejando porque Campi los regañó, amablemente. ¿Como no quererlo? De los pocos cuerdos aquí.
Sentí una palmada afable en mi mejilla izquierda, Nicolás no apretaba su vista de mi. Murmuró, sin borrar esa sonrisa suya; esa sonrisa que más nervios me generaba.

—Che, ¿que pasa? Despertá.

—¿Que querés?

—Hablar con vos, solo eso.

—¿De que? No entiendo, rara vez charlamos así.

Nicolás se notaba titubeando, mordiendo su labio inferior mientras observaba tentado ¿mis labios? Debe ser delirio mío. Quise dar unos pasos atrás hasta que sentí un límite: Eran sus manos, puestas sobre mi cintura. Mi respiración se tornó un tanto agitada. Cada segundo aumentaba la ansiedad, más complicado se volvía no solo establecer contacto visual, sino soltar palabra alguna.
Cuando algo de valor surgió en mi, pude divisar el como su rostro se acercaba hacia el mío, como sus labios buscaban los míos. Muchas veces mi imaginación jugaba anhelando este momento, sin embargo, nunca me preparé por si algún día se concretaba. Al sentir el rozar de sus labios, en un impulso de miedo, lo empujé suavemente, moviendo mi cabeza en señal de negación.
Murmuré, con una temblorosa voz:

love is love // fútbol one-shots (ships)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora