Cap 12: Todo mi amor

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A la vez que él abrazó y sostuvo mi cuerpo entre sus fuertes brazos, yo rodeé su cuello con los míos y lo correspondí al beso undiéndome en el gusto que mi lengua palpaba de su boca. Suho nos levantó a ambos del suelo y evadiendo los cristales rotos para que mis desnudos pies no se hirieran me condujo hasta la parte superior del apartamento. Cada paso que adelantaba me hacía retroceder debido a que caminaba de espaldas y de hecho; me tocó subir las escaleras así, sin embargo; era incapaz de percatarme de ello cuando los labios de Suho sabían tan bien. Finalmente rompí aquel enlace para coger aire aunque no fue por mucho, de nuevo, nuestros labios se atrajeron como dos imanes y permanecieron de esa manera hasta llegar a la habitación. Estaba claro a donde íbamos a parar, estaba más que claro qué pasaría si no nos deteníamos ... pero eso era lo que también deseaba, era lo que tanto ansié de Junmyeon desde la primera vez que nos vimos y la segunda vez que me ayudó.

Cruzamos toda la estancia guiados por la poca luz de la luna, entrante de la suave tela de las cortinas blancas zarandeadas por la ligera brisa de la noche. Besándonos nos encontramos al pie de la cama. Rápido, más rápido y mucho más rápido comenzó a latir mi corazón, temí incluso que Suho lo oyera y se riera de mí; por eso, acaricié sus brazos en un lento tacto que subía hasta sus hombros y de ahí iba al cuello de la camiseta grisácea y de pijama que tenía abrochada por botones. Mis largos y delgados dedos tremolosos se posaron sobre ellos y despegándome de su boca le miré a los ojos. Estábamos relativamente cerca, nuestras frentes descansaban sobre la del otro, ambas respiraciones agitadas se entremezclaban con el ruido lejano de la ciudad de Seúl rompiendo el silencio de alrededor y las manos de Suho se apoyaban sobre mis caderas reteniéndome a pocos centímetros de su cuerpo. Tragué saliva y me ruboricé, sentía que era diferente, era diferente a la vez del baño... Sus orbes oscuros observaban todos mis movimientos torpes, mis mejillas sonrojadas, mis labios severamente carnosos por los restos de su saliva y mis ojos brillantes de emoción ¿Me estaba leyendo?¿Podía acaso intuir cuáles eran mis emociones?

SUHO: Lay... -me vi irrumpido de tales pensamientos y cuestiones cuando la grave voz de Suho me sacó en un suave susurro de ellos. Me detuve en el primer botón de su camiseta, el único que llegué a desabrochar antes de pensar tanto.- Está bien... -noté la piel de las manos sobre las mías. Estaba bloqueado, me bloqueé sin darme cuenta permaneciendo quieto. Con las suyas rodeó las mías deslizándolas hasta dejarlas sobre su pecho.

Con cuidado dio un paso para volver a besarme, le correspondí inmediatamente, quería que se notara que tenía las mismas intenciones que él. Deshice el abrazo de ambas manos y volví a intentarlo desabrochando los botones de la camiseta, esta vez empezando por la parte de abajo. A medida que lo hacía el trozo de tela se desprendía de su cuerpo mostrando una piel y unas clavículas hermosas, un torso trabajado pero lleno de cicatrices. No las tenía la primera vez que lo vi sin camisa. De nuevo tragué saliva provocando el movimiento de la nuez de Adán y llevé los dedos hasta ellas para delinearlas con suaves caricias que lo excitaron, lo supe por el aspecto de su rostro facial en ese justo momento.

LAY:¿Quién... -pero no terminé de formularla.

SUHO: ¿Qué más da eso ahora? -se miró a sí mismo. Quise insistir- Por favor Lay...-me acarició la mejilla. Realmente no quería hablar de ello.

Asentí varias veces con la cabeza, lo abracé apoyando los labios sobre las clavículas y las besé, las besé ascendientemente hasta llegar a sus labios. Introduje la lengua en su cavidad bucal buscando la suya; la cual, hallé inmediatamente. Me correspondió despojándose de esa camiseta molesta y a continuación empujando levemente hacia el frente caímos sobre el colchón. Quedé bajo su cuerpo tiernamente aferrado y dándole lo mejor que podía de mí.

[ѕυℓαу] му ℓιттℓє ѕмιℓє αη∂ уσυя ℓιттℓє нσввιєѕ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora