—Los valores de un hombre no se miden por palabras, sino por acciones —Mana parecía completamente seria en sus palabras, extrañando un poco a Yugi—. Si hoy me demuestras que tienes madera para vivir aquí no tendremos más problemas.
Deteniéndose un momento la morena miró al japonés con una sonrisa un tanto burlona. Ya se le había hecho raro que no tuviera un comportamiento algo infantil.
—¿Y qué tengo que hacer? —mientras más pronto acabara aquellas pruebas más tranquilo estaría.
—Pasarás un día conmigo. Como prima de Atem me encargo de las tierras en el sur, de tomar decisiones mientras mi padre no está —llegando a los establos la chica ordenó que ensillaran un par de caballos—. No será un viaje largo pero tal vez volveremos hasta mañana.
La simple idea de estar con ella le hacía erizarse a Yugi. Sin embargo esta vez le daría el beneficio de la duda y se enfocaría en demostrar que había una posibilidad para encajar en aquella sociedad.
Ambos subieron a sus respectivos caballos para luego partir. Debido al fuerte sol unos hábitos les fueron tendidos por unos ayudantes del palacio.
Tras varias horas de estar a caballo bajo los rayos del sol, que si bien no era potente amenazaba con serlo, llegaron a Zel-ka, el pueblo originario de Mana. Una población no muy grande ni muy pequeña a los ojos del tricolor, pero que por palabras de la chica, era representativa ya que en ella estaba uno de los más antiguos templos a Horus.
Al entrar las personas hacían reverencias a la princesa mientras ella saludaba de regreso. Yugi tomó la tela que cubría su cabeza para ocultarse más, tenía algo de pavor ya que su parecido con el faraón era notable y su blanca piel era algo muy raro en esos lares, solamente hasta que cruzaron las puertas del palacio se sintió seguro. Bajando de sus caballos entraron al palacio en dónde después de una hora de que la princesa arreglara varios asuntos llamó a Yugi.—Tenemos un caso especial, esta será la primera prueba que tendrás que pasar —habló ella sentada en su silla decorada con jade y oro—. Que entre, por favor —le ordenó a uno de lo guardias que dio una señal. Las puertas de la sala se abrieron para que un hombre de aspecto muy pobre apareciera—. Nos han informado que no ha reportado sus cosechas, si es así esta desobedeciendo al tributo a Horus, lo cual merece la cárcel, ¿a qué se debe esto? —la voz de Mana había salido con un tono bastante serio, cómo sus primeras palabras hacía él en la mañana.
—Es mi tierra, no ha dado frutos en mucho tiempo, juro que he dado lo mejor de mí pero no sale nada que sea aprovechable —dijo el señor con voz muy preocupada. Hasta ahora Yugi no había hablado con alguien, de hecho, dudaba que su voz pudiera salir con alguien ajeno a la gente del palacio—. Si pudiera haber un plazo para que yo reponga lo que debo.
El silencio reinó la sala y los ojos de la chica recayeron encima de la figura de Yugi.
—Mi chaty, ¿qué opina usted de este caso? —quedándose mudo por el seudónimo que ella había usado intentó pensar.
Aquel nombre sólo se lo había escuchado a Atem cuando habló sobre Mahad y suponía que era un cargo que solamente se le atribuía a una persona.
Intentando que los nervios no se comieran su cerebro se le ocurrió una idea que beneficiaría a ambas partes.—Considero, princesa, que podrían reubicar las tierras de este hombre a un nuevo lugar ya que probablemente las suyas tengan un problema con su fertilidad. Una vez que haya tenido una cosecha fructuosa deberá dar más de la mitad de sus ganancias al palacio, en nombre de Horus, durante un período —sinceramente era lo mejor que podía idearse sin temer que su respuesta fuera ilegal o perjudicara a aquel señor porque en verdad era lo menos que quería. Quería ser como Atem, ayudar a quién lo necesitara.
—De acuerdo, entonces, esa será la resolución al problema. Usted deberá reportarse en este instante con su cobrador para que le asigne nuevas tierras, puede pasar por su constancia en la sala de resoluciones.
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Life Beyond Times
Фанфик¿Qué harías si un día despiertas en el antiguo Egipto? Para Yugi Mutou no había otra opción más que cundir al pánico y buscar una forma desesperada de regresar a Tokyo. Sin embargo, en su búsqueda unos ojos carmines se convierten en un obstáculo par...