Hana, dul, set - Kim Taehyung, Min Yoongi

Veintiuno

Detrás de las vías abandonadas, llenas ya de vegetación y desperdicios de las fiestas, había una fábrica enorme. Era una especie de nave vacía que ahora, cada fin de semana, se llenaba de grupos de amigos que ponían música a todo volumen y se quedaban hasta el final de la madrugada.

La noche era fría, pero soportable si no te quitabas la chaqueta y gracias al ambiente, a los focos de los coches iluminando y a las tomas de corriente robadas que daban una luz muy potente. Nos habíamos desplegado cerca de unos de los focos y ya no había rastros de llanto en los ojos de Jin por el regalo. Era un blando con todos nosotros.

Jungkook y yo nos habíamos sentado en una parte limpia del suelo, rodeados de las bolsas de plástico de las bebidas y de la mochila dónde SeokJin había traído su cámara nueva. Era cómodo y aun medianamente tranquilo.

Taehyung volvió a levantar los ojos hacia mí, apartándolos inmediatamente al descubrir que lo miraba, su vista se fijó en el suelo, haciendo que el flequillo se le moviera hacia delante hasta taparle los ojos, no hizo nada para apartarlo y yo bufé, pensando que jamás se enfrentaría a mí.

SeokJin soltó un grito, seguido de una carcajada larga. Hoseok y Yoongi estaban junto a él y no tenía ni idea de lo que había pasado, pero ninguno podía dejar de reír. Yoongi sonriendo siempre había sido una de mis cosas favoritas del mundo y era imposible que dejara de parecerme bonito. El flequillo apartado hacia los lados, con la frente al descubierto, las manos entre el estómago, los hombros de Hoseok y su boca, estirada en una sonrisa amplia donde se veían todos sus dientes. Era un gato, un lindo gatito sonriendo, nadie iba a hacerme dejar de pensar eso.

Por primera vez verle sonreír fue relajante y no ansioso por querer saberlo absolutamente todo para poder hacerle feliz yo también.

— Namgi. — Levanté los ojos de vuelta a Jungkook, haciendo un ruido con la garganta, indicando que le escuchaba—. ¿Por qué no te olvidas un poco de Taehyung y de Yoongi y te centras en mí? Estamos hablando.

— No. Perdón —lloriqueé, dándole completamente la razón y tirándome prácticamente encima de él. Jungkook contestó con un suspiro molesto, aun así recibiéndome y no dejándome caer—. Lo siento, Kook. Estaba pensando. ¿Qué quiere mi rey? — Soltó un bufido, dejando aun así asomar una sonrisa solo por uno de los lados de su rostro, haciéndome reír. Era tan fácil. Sus brazos se cruzaron y yo tironeé un poco de ellos para que los descruzara—. Ya sé, ¿qué tal un cigarro?

— No, estoy bien.

— ¿Qué quieres entonces? — Sus ojos me miraron desde arriba con falso desprecio, al mismo tiempo que dejaba que le descruzara los brazos. — Tiene que haber algo que te haga perdonarme, Kookie...

— Mañana, en mi casa. La partida de Overwach de hace tres días sigue empezada.

— ¿No la has cerrado todavía? —pregunté, alzando las cejas, aun agarrada a la manga de su camisa.

— ¡Me amenazaste con borrarme todas las carpetas de fotos de mi móvil! Y sé que eres capaz.

— ¿Mucho porno que no quieres perder?

— Cállate —gruñó, empujándome. Me reí, enganchándome a su brazo, visualizando a un lado la nueva cámara de fotos instantánea de Seokjin e intenté alcanzarla sin soltarle, obligándole a doblarse de una forma un poco extraña.

— Vamos a tomarnos fotos para gastar el carrete de Jin.

No dijo ni que sí ni que no, me dejó alcanzar la cámara y toquetearla, preparándola para tomar la foto en silencio. Me coloqué junto a él, hombro con hombro, sentí su mano cerrarse en mi cintura y pegarme a él un poco más y me acomodé, sintiendo el calor de su pecho contra mi espalda medio al descubierto.