Capítulo 2

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13 de Noviembre, 2016


Cuando desperté la luz del sol iluminaba toda mi habitación, uno de los rayos del sol impactando contra mi rostro. Maldigo la hora en que no cerré las cortinas. Restregué mis ojos con el dorso de mi mano y miré el despertador. 11 de la mañana. En siete horas tendría que ir a trabajar.

Me levanté de la cama y estiré mis músculos. Me rasqué una nalga y di un gran bostezo. Casi me caigo de culo cuando sentí mi aliento, olía a mierda. Salí de la habitación y caminé al baño que todas compartíamos. Vacíe mi vejiga y cepille mis dientes. Adiós aliento de culo. Medité si debía bañarme ahora o más tarde. Terminé pasando del baño y salí.

—Atlanta, buenos días— Sonreí mirando a la rubia cabizbaja. Me regaló una pequeña sonrisa y entro al baño.

Pobre Atlanta, su aura risueña estaba apagada. Preparé un sándwich para Atlanta y para mí. Noté que la cafetera estaba llena, lo que significaba que Whitney antes de ir a trabajar había dejado hecho el café, ¡Bendita seas Win! Tomé dos tazas y serví el café, agregando un poco de crema a estos.

—Atlanta a desayunar— Coloqué el desayuno en la pequeña isla que teníamos. Atlanta me miró a lo lejos antes de negar con su cabeza y encerrarse de nuevo en su habitación.

A mí nadie me dice que no. Comí con rapidez mi desayuno, el sexo duro me dejaba hambrienta. Dejé los trastes en el lavabo. Caminé a la habitación de Atlanta con el desayuno en mano, estaba realmente loca si creía que la dejaría morirse de hambre.

Entré a la habitación y la encontré llorando. Pobre bebita. Dejé el desayuno en la mesa de noche y me acosté junto a ella. La abracé y comencé acariciar su cabellera rubia. Sabía lo que sentía, solo una vez en mis 19 años de vida me habían roto eso que llaman corazón y no fue lindo.

—Te juro que yo le iba a contar la verdad, pero se me adelantaron— Sollozo, apretando con fuerza la almohada que se encontraba abrazando— No me dejó explicarle, me gritó que era una zorra mentirosa, que no sabía quién era en realidad yo. Mazi, me dijo que le daba asco.

—Lanta, cariño, no debes dejar que ella te haga sentir menos— La abracé con fuerza— Recuerda que todas ustedes me ayudaron a quererme sin saber que estaba pasando en esa época. Quiérete por encima de lo que ella dijo quererte. Eres grandiosa y eso no debes cambiarlo.

—Pero yo la amo— Cubrió su rostro con la almohada— No me dejo explicarle nada, me miró con tanto asco que eso hizo que se rompiera mi corazón.

—Atlanta, no debes dejar que ella afecte tu tranquilidad. Eres grandiosa y muy hermosa, ya llegará alguien mejor a tu vida, esa persona no le dará vergüenza aceptar quien eres, al contrario, te amará por encima de todo— Acaricié su cabello— Pero ahora lo más importante, es que te quieras y te hagas respetar como mujer. Whitney pedirá una semana para que puedas tener tu duelo.

》Llora todo lo que tengas que llorar. Llora hasta que sientas que ya no salga una lágrima más de ti, en ese momento ya cortarás todo de raíz, no volverás a llorar más por lo sucedido.

—Gracias, enserio, gracias Mazi— Me abrazó con fuerza— Gracias por tu apoyo. Ahora por favor, te agradecería si me dejarás sola.

—Me voy con la condición que comas tu desayuno— Me levanté de la cama y me crucé de brazos en la puerta.

Salí de la habitación hasta que Atlanta se comió el último bocado del sándwich. Llevé los trastes al lavabo y los lavé junto con los que estaban allí. Sequé mis manos y caminé a la cocina.

Tomé mi computador y abrí Facebook. Miré las solicitudes y no había nadie conocido hasta que vi un nombre. Francesco Castillo. Revisé muy bien su perfil. Rechacé su solicitud de amistad. Muy rico y todo, pero no repito dos veces con el mismo, ni por muy bien que folle.

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