Capítulo 4

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Entrando al departamento, recibí una llamada de Garret. Había decidió que mañana saldríamos a desayunar y hablaríamos sobre el show. Al abrir la puerta, me encontré con la imagen más desagradable de todas. Amy le estaba haciendo sexo oral a Atlanta.

—¡Oh, por favor! — Grité, cubriendo mis ojos— ¡Las habitaciones existen para algo!

Parece que la parejita había superado sus diferencias. Hoy había sido un muy buen día. Entré a la ducha y me despojé de mi ropa. Tomé una ducha caliente, el frío del invierno ya se sentía y no sería muy recomendable bañarme con agua fría. Luego de relajarme bastante, salí de la ducha en vuelta en una toalla con la bandera de México, era la toalla de Thalia.

—Lo siento por lo sucedido hace un rato— Se disculpó Atlanta. Reí ante su estupidez.

—Te he visto haciendo cosas peores— Callé ante lo que acababa de decir. Miré la expresión de Amy y noté lo incómoda que se puso, se notaba que no asimilaba del todo lo sucedido con Amy— Creo que mejor me voy.

—Vamos a pedir algo de comer, ¿quieres? — Preguntó Atlanta.

—Gracias, pero pasó— Agarré un vaso de agua— Espero y disfruten su maravillosa comida.

Reí entrando a mi habitación. Miré la hora el reloj y marcaba las once de la noche. Encendí la televisión y me dediqué a ver una película.

22 de noviembre, 2016

La alarma comenzó a sonar con fuerza. ¡No entendía para que mierda tenía que levantarme temprano un puto domingo! Apagué la alarma y continúe con mi sueño.

Desperté de golpe al recordar el desayuno con Garret. Quité las cobijas de mi cuerpo y me levanté de un salto de la cama. Me resbalé con las cobijas que acababa de tirar, lastimando mi lastimero culo.

—¡Hoy va hacer un día de mierda! — Me levanté del suelo, cabreada. El celular comenzó a sonar. ¡Era Garret!

¿Hola? Caminé hacía el baño.

Mazi, querida, llevo media hora esperándote Avisó. Corrí al armario y vestí un jean quedando con mis tetas al aire libre.

Lo siento, cariño, estoy en camino, hay un tráfico terrible- Agarré una blusa de tirantes negra y la coloqué rápido en mi cuerpo. A la mierda el sostén Estaré en unos quince minutos.

Colgué la llamada. Tomé mis botas y las puse rápidamente en mis pies. Recogí mi cabello en una coleta. Salí corriendo de la habitación hacia el baño. Cepillé mis dientes con rapidez y no evité reír ante mi reflejo. Tenía la marca de la almohada en la cara. Tomé el maquillaje de la encimera, me encargué de empolvar mi rostro y aplicar un poco de rubor en mi rostro. Después de enjuagar mi boca, apliqué un poco de gloss en mis labios.

Tomé el bolso del perchero junto a las llaves y corrí hacía el elevador. Apreté el botón del sótano. ¡¿Por qué mierda vivíamos en un décimo piso?! El elevador abre sus puertas y salgo corriendo hacia el auto.

Conduzco con algo de velocidad. Después de cuatro semáforos en rojo y dos en verde llegué a la cafetería. Estacionó el auto frente a esta y me dedico a bajar. Me pongo la chaqueta. El frío es más notable en las calles que en casa.

Caminó hacia la cafetería y me adentró ¡¿Ahora cómo mierda sé quién es Garret?! Buscó con la mirada quién podría ser. Muy lindo, muy viejo, muy niño, muy morboso, muy maduro... Esperen, ¿Ese papi rico me está llamando?

Me auto señaló y con mis labios le pregunto si soy yo. El pelinegro asiente. Caminó hasta su mesa y lo examinó. Gracias a lo inexistente por no enviarme un anciano.

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