Fin de Año

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- Buenos días, princesa.

- Jeremy...- Lo nombró Hermione al verlo entrar en su consulta.- ¿Qué haces aquí hoy?- Preguntó sin comprender a qué se debía esa visita, pues era lunes y el medimago no tenía pacientes hasta mañana.

- Quería verte.- Dijo acercándose a la muchacha con la intención de abrazarla.

- ¿De verdad?- Preguntó la leona evitando el gesto del castaño de la manera menos grosera posible.

- ¿Qué te pasa?- Interrogó el chico cambiando su sonrisa por desconcierto ante la discreta pero evidente rehuida de la muchacha.- ¿Estás enfadada porque no pudimos pasar la Navidad juntos?

- No, Jeremy.- Negó con dulzura. A pesar de lo que había descubierto sobre el medimago no sentía rencor hacia él.- Es más, entiendo que no pudieras quedar conmigo.- Explicó mirándolo directamente a los ojos.- Evidentemente, tu mujer y tus hijos acapararán todo tu tiempo.- Dejó caer, como quien no quiere. No estaba cabreada, pero iba a aclarar aquel asunto de una vez por todas.

- ¿Cómo sabes...?- Quiso saber asombrado por el comentario de la castaña.

- ¿Cómo sé que tienes familia?- Terminó la pregunta por él. El chico se limitó a asentir.- Os vi hace dos días paseando.

- Hermione, yo...

- No importa, de verdad.- Se apresuró a aclararle.- Reconozco que me quedé impresionada y que me dolió mucho descubrirlo. Me sentí engañada. No entendía cómo podías haberme hecho algo así, pero ahora ya no importa.

- Lo siento mucho, pero todo tiene una explicación.- Dijo apurado.

- No necesito que me expliques nada.- Mencionó, apartando la vista del chico. Realmente daba igual lo que le dijera, ya nada podía cambiar.

- Por favor, escúchame.- Suplicó el castaño, cogiéndola con ternura por el brazo para que lo mirara a la cara. La chica se detuvo, mirándolo, sin decir nada.- Es cierto que tengo mujer e hijos, pero lo que siento por ti es sincero.

- Jeremy, no...

- Déjame explicártelo.- Pidió interrumpiéndola.- Quiero mucho a mi mujer. La conozco desde que éramos pequeños. Siempre hemos estado juntos y desde el principio supe que me casaría con ella. Cuando empecé a trabajar en esta clínica y te conocí, me caíste estupendamente. Me pareciste una chica atractiva y encantadora, pero nada más. Sin embargo, conforme fue pasando el tiempo y fui conociéndote, empecé a sentir algo por ti. Me lo negué durante mucho tiempo. Me decía que lo que sentía por ti solo era amistad y compañerismo. Que eras una chica estupenda y que cualquiera en mi lugar se sentiría como yo. Pero finalmente, hace poco, comprendí que era mucho más que eso. Sin darme cuenta me había enamorado de ti, Hermione. Quiero mucho a mi mujer, pero es a ti a quien amo.- Ante estas palabras la Gryffindor no pudo evitar ruborizarse y que los latidos de su corazón se aceleraran.- No te hablé de mi familia porque, conociéndote, sabía que en cuanto supieras de su existencia te alejarías de mí, y no quería perderte.

- ¿Y qué pensabas hacer entonces?- Interrogó la chica, con voz cortante, sin comprender.- ¿Mantenerme engañada siempre? ¿Convertirme en tu amante secreta?

- Por supuesto que no.- Respondió angustiado por la situación.- Hasta hace poco, no sabía si sería correspondido por ti, de modo que seguí con mi vida sin cambios. Cuando supe que me correspondías me sentí el hombre más feliz del mundo. Sabía que el siguiente paso era divorciarme de mi mujer para poder estar a tu lado, pero unos días antes de Navidad falleció mi suegro, y teniendo en cuenta las fechas en las que estamos y el tormento por el que está pasando mi esposa, no me pareció adecuado sacar el tema. Pero solo es cuestión de tiempo. Dame unos días y seré todo tuyo, Hermione. - Pidió el castaño tomando las manos de la chica y acercándolas a su pecho, como si de esta forma pudiera sentir su corazón y convencerse de que le estaba diciendo la verdad.

Amor SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora