Una Simple Y Débil Humana

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Apenas abro los ojos y me doy cuenta que ya esta por hacerse noche, bostezo y me preparo mentalmente para ir a trabajar. Si señores, mi vida no es como la de otras chicas, por muy raro que suene, yo duermo por el día y despierto por las noches y no, no se emocionen, no soy una vampira de esas peliculas que se ven hoy en dia, soy una simple mortal que trabaja en un bar de mala muerte porque tiene que comer ella y su padre.

Nunca me he quejado, y no tengo porque hacerlo, no tengo una vida perfecta, pero ¿Qué vida lo es?.

Antes mi vida era muy cercana a ser perfecta, pero con la muerte de mi madre todo se vino abajo, mi padre enfermo y mis hermanos se fueron a otro pais para trabajar y según ellos ganar suficiente dinero para mi y mi padre, pero no fue asi, despues de un tiempo se olvidaron de nosotros y tuvimos que arreglarnosla como pudimos, y fue asi como llegue a trabajar a ese bar.

Salí de casa como todas las noches despidiéndose de papá, dejándolo abrigado en su cama y listo para dormir.

En el camino me encontre con Calí, mi amiga y compañera de trabajo, me contó que su hermana le habia robado una de sus blusas favoritas y que en venganza ella le habia escondido sus zapatos favoritos.

Me divertía tanto con sus peleas de hermanas, yo hubiese deseado tener una hermana, pero solo tengo dos hermanos varones.

- Creo que un día fastidiaran tanto a su madre que las correrá de la casa.- Bromee

- Es que ella es insoportable, todo lo hace por molestarme.- Se defendió ella.

Llegamos al trabajo y entramos como siempre por la puerta de atras, era viernes y sabíamos que seria un día pesado ya que era en esos días cuando el bar se llenaba mas. Calí se cambio de ropa poniéndose ese chiquito traje de mesera, yo como atendía la barra no tenia que uniformarme con ellas y lo agradecia, no me gustaba nada ese uniforme.

- Odio este trabajo como no tienes idea.- Calí me entrego la bandeja con la primera orden de la noche.- Si no necesitara el dinero lo dejaría, pero un día Samantha, un día dejare todo esto , encontraré un hombre bueno que me sacara de toda esta mierda.

Calí y yo estábamos en las mismas, en un pueblo como este no había muchas opciones de trabajo y teniamos que conformarnos con lo que había.

- Claro, justamente yo no tengo ni idea, si yo amo mucho mi trabajo.- Calí sonrió ante mi respuesta, ella sabia que yo odiaba este trabajo igual o mas que ella, pero mi padre nesecitaba medicinas y yo se las conseguiría como diera lugar.

- Si, perdón, es solo... Es solo que odio mi vida.

Esbozo una sonrisa amarga y después de llenar su bandeja con las bebidas de la orden que me entrego se se fue.

Heche una vista al interior del bar, como sabía estaba a reventar y eso que apenas iba empezando la noche, vi como uno de los borrachos le dió una nalgada a Calí y vi su cara de enojo y frustración de no poder gritarle sus verdades en la cara, no podia, ninguna podia lo teniamos prohibido, era esa frase de " El cliente lo que pida".

Baje la vista, suspire profundo y finjo la sonrisa mas falsa del mundo, no quería que me corrieran por tener cara de culo, como siempre me decía Jerry. La música casi me reventaba los oídos cuando al bar entraron un grupo de unos seis chicos, robaron toda la atención del lugar. Primero porque jamas los habiamos visto, difinitivamente no eran del pueblo y sus alrededores y en segunda porque eran muy guapos, en especial uno, Alto, atlético, cabello oscuro como la noche pero con unos ojos color avellana que juraría que cuando se cruzaron con los mios brillaron. Pero vamos talvez solo fue mi imaginación y la impresión de ver un chico tan guapo.

Inmediatamente las chicas corrieron a atenderlos y los sentaron en una de las mesas, Calí volteo a verme y me levantó las cejas y sonrió, sabía lo que quería decirme. Mire de nuevo al chico y me puse nerviosa cuando noté que me miraba fijamente, una mirada tan penetrante e intimidante que hizo que mi piel se erizara.