Dieciséis bolsas de diseñador

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Dos semanas habían pasado desde el incidente, y la pareja aún no se dirigía la palabra

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Dos semanas habían pasado desde el incidente, y la pareja aún no se dirigía la palabra. Jaebeom comenzó a dormir en su estudio y otras veces ni llegaba a casa. JinYoung se encontraba desesperado, ni siquiera podía seguir los consejos de su hermano menor y alejarse cuando su esposo lo estaba haciendo por sí solo.

Suspiró, y bajó las escaleras de la casa solo para toparse con un Jaebeom tirado en el sofá con botellas de soju a su alrededor. Sintió lástima y rabia al mismo tiempo.

Aunque el comportamiento de Jaebeom sea una mierda, JinYoung decidió cuidar de él. Preparó el desayuno y lo colocó hermosamente decorado con flores y una bandeja sobre la mesa, también colocó unas pastillas para la resaca y trajo el despertador de la habitación para que pueda escucharlo y no faltara a su trabajo.

Sin embargo, no pensaba quedarse allí. JinYoung estaba cansado de sufrir por culpa de su esposo y por primera vez en mucho tiempo quiso hacer algo para él.

Salió a directo a su centro comercial favorito con la tarjeta de débito de Jaebeom y no tuvo remordimiento alguno a la hora de comprar un montón de cosas para él mismo. Al medio día, ya tenía dieciséis bolsas, un nuevo estilo de cabello y casi 40 mensajes y llamadas de Jaebeom maldiciendo y rogando que deje de usar su tarjeta.

No le importó. Si a él no le importó follarse a otro ¿Por qué a él le iba a importar gastar unos cuántos pesos de más?

Estaba comiendo un helado tranquilamente en pequeño restaurante de la plaza y esperaba por el plato más caro del menú. Ni siquiera le gustaba, pero tenía ganas de fastidiar Jaebeom y apenas comenzaba.

— Acá está su plato, que lo disfrute... —Murmuró el joven camarero dejando el plato sobre la mesa. JinYoung alzó la mirada para agradecer y se encontró con el niño más lindo que sus ojos alguna vez habían visto, debía admitir que casi superaba a su hermano en belleza y ternura.

— Gracias... Yugyeom —Susurró JinYoung, leyendo su nombre en la placa de su uniforme. Pensó en usar sus tácticas de seducción y llevarlo a la cama, pero descartó la idea casi al instante. Él no era la basura de Jaebeom.

Cuando JinYoung terminó de comer y pagó por el plato, tomó sus bolsas y regresó a casa.

Jaebeom estaba esperándolo en la sala con una expresión molesta. —Dame la tarjeta.

JinYoung lo ignoró y continuó su camino a la habitación para desempacar sus nuevas prendas. A Jaebeom casi le da un ataque cardíaco cuando notó las bolsas de diseñador esparcidas por la habitación.

— ¿Sabes, cariño? Es curioso... Te quejas de no tener un centavo pero acabo de comprar una, dos, tres —JinYoung continuó contando las bolsas que traía consigo, un total de dieciséis. — Dieciséis bolsas de prendas de diseñador.

Jaebeom quiso reclamar pero pronto se dio cuenta que no tenía como defenderse.

Estaba siendo un idiota con JinYoung.

Estaba siendo un idiota con JinYoung

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Hasta que te vuelva a enamorar ; bniorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora