VII

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No creyó que volviera a estar en tal situación, debía admitir que esperaba no verla nunca más desde que la olvidó, la tiene atada de las muñecas, con una soga gastada, colgada como cerdo en matadero, en el medio de su desolada casa en un lugar extraño, debe ser a las afueras de la ciudad o de otra, Maggie es muy astuta, por esa razón la tenía con ella en el pasado; supira al verla sentada en una silla de metal, observándole con enojo, sus cejas curveadas hacía abajo, su pierna moviéndose veloz, y en sus manos, su viejo palo de golf, así que aun lo tenía, eso significa, que estaban cerca de su antiguo hogar.

-Tu mirada es distinta—dice—no hay odio, maldad, no hay nada de lo que te hacía ser mi jefa-

-A diferencia de ti, pude encontrar la cordura-

-Esa basura de Danvers—gruñe entre dientes—se encargó de arrebatarme la esperanza, pero gracias a Winn, puedo vengarme-

-Danvers—Lena se burla—así que ella te hizo esto, y dices que yo he cambiado-

-La maldita también cambió—azota el palo de golf en el piso—esa estúpida es más fuerte ahora-

-Honestamente creí que tú lo eras más—le alegra que no sepa de su situación con Kara—vaya que has perdido tu toque-

-Y lo pienso recuperar—sonríe—necesito dinero jefa, no es nada personal-

-Claro, piensas huir, incrementar tu nivel y vengarte de Danvers-

-Exacto—camina hacía ella—y tengo que golpearte, o no sería un secuestro creíble-

-Iba a ofrecerte el dinero que deseas, pero he logrado recordar tu gran ego malévolo-

-Y ya que estás consciente de ello—golpea con fuerza su costado, aprieta los dientes resistiendo el dolor—sigues siendo fuerte-

-Si...—se queja—eso creo—suelta aire.

-¿Cuánto crees que mamá Luthor esté dispuesta a dar por ti?—golpea el otro costado.

-Lo que pidas—siente el líquido espeso en su boca.

-Fantástico—ahora sus piernas sufren—usaré tu celular-

-Adelante-

Mierda, recién estoy recuperándome de los golpes que Kara me dio y ahora tengo que lidiar con la demente de Maggie.

Cierra los ojos tratando de olvidar el maldito dolor, la escucha hablar por teléfono, usando palabras altisonantes, la vieja Maggie, por supuesto, solo espera que su madre realmente no llame a la policía.

..

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Las horas pasan sin embargo Ella sigue expuesta al Calor de la chimenea, ha comenzado a pensar con lucidez, su estado de ebriedad es desplazado por una fuerte resaca, ha resistido devolver el alcohol en el retrete, nada parece hacerla levantarse, hasta que oye dos toques en la puerta.

-Pasa—voz rasposa.

Alexandra entra a la vivienda infestada de un hedor a alcohol, observando latas y botellas de cerveza tiradas en el piso, lo cual le sorprende pues su hermana menor, no bebe demasiado como puede verlo ahora. Mira a la rubia sentada en el sofá, acercándose, esquivando los cristales rotos, llega hasta ella, sorprendida por el nauseabundo estado de Kara, quien no la mira, mantiene esa mirada perdida en las flamas; con expresión cansina, ojeras visible y labios resecos.

Seven PunishmentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora