XI

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Estaba de vuelta, había visitado antes a sus padres para mantenerlos tranquilos, Samantha la recibió de la manera típica, diciéndole que la sobreexplotad, así es como solían decirse te quiero. Ahora estaba de pie, frente a su edificio, rogaba a todos los dioses existentes que Kara no estuviese ahí, no quería exponerla, pero sí no le daba otra opción, debía hacerlo por el bien de las dos. Saluda al guardia de seguridad, entrando al ascensor llega a su piso, aspira profundo abriendo la puerta, aliviada ve que no hay nadie dentro, pero sabe que estuvo aquí, el orden se lo índica, las rosas se ven ligeramente secas lo cual le da a entender la ausencia en días de Kara. Al parecer había aceptado alejarse, y eso era perfecto, pues eludía escandalo, la propia presencia de la rubia y parte de culpa en su mente. Arroja sus cosas al piso como siempre, yendo a la cocina sacando las bolsitas para té, por alguna razón esa costumbre le había quedado de Europa, y no pensaba dejarla en mucho tiempo, estar sin cafeína le ayudaba a sobrellevar el día, coloca la tetera en la estufa y cuando da la vuelta para ir a la sala, da un paso hacia atrás sobresaltada, Kara estaba ahí, mirándola con ese único ojo sano, el otro cubierto por el mechón de cabello como siempre, traía una franela de cuadros beige/negro, vaqueros azules y unas all's stars del mismo color, esta vez traía el cabello sujeto en una cola de caballo, una gorra NY. Se veía jovial e intimidante por supuesto, Lena suspira relajándose, recargando los codos en la barra, pasándose las manos bruscamente por el rostro.

-¿Qué haces aquí Kara?—pregunta al fin después de un largo silencio.

-Darte la bienvenida por supuesto—esboza esa sonrisa maliciosa pero la otra se mantiene neutra, no iba temerle más.

-Al parecer deseas verme nuevamente en un psiquiátrico y perder tu licencia médica-

-He renunciado a L-Corp. —en realidad no le sorprende a la pelinegra y Kara lo nota— ¿Acaso no te importa?—frunce el ceño.

-No—responde con honestidad—Eres buena en tu campo de investigación, agradezco que lo hayas hecho-

-Dices que me amas, y no te interesa mi renuncia-

-Tienes una idea muy retorcida del amor Kara, no porque posea ese sentimiento hacia ti, significa que te quiera cerca cuando me haces daño, te lo dije, ya no más-

-Yo no te amo—Lena también ya esperaba esas palabras, así que solo suspira y asiente, enojando a la rubia.

-Lo sé Kara—sonríe jugando con una manzana roja—Jamás te pedí reciprocidad—observa el gesto malhumorado de Kara quien aprieta los puños sobre la barra— ¿A qué has venido en realidad?-

-Tú lo sabes bien—dice enojada.

-Si es así, por favor vete—señala la salida—No soy tan fuerte como antes, pero evidentemente no permitiré un corte o golpe más-

-Tú no...-

Lena había sido realmente rápida al tomar un cuchillo con la mano izquierda, pues con la derecha sostenía su manzana, apunta el filo del utensilio a la quijada de Kara, quien se muestra sorprendida aunque ahora estaba roja de ira.

-Vete—Lena pide bajando el cuchillo—Y no vuelvas más-

-¿Te atreverías a usar el cuchillo contra mí?-

-En defensa propia por supuesto, no te mataré, como tú no soy una asesina pero ya no aceptaré ordenes tuyas-

-No te será sencillo deshacerte de mí—le apunta con el dedo retrocediendo.

-Eso también lo sé—vuelve a suspirar—Te hice mucho daño, y cree el monstruo en el que te has convertido-

Seven PunishmentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora